—Treinta y siete años ya. ¿Mira la temporada que viene como si fuera la última?
—No es algo que me obsesione. Como he hecho siempre, me tomo lo que
viene con la máxima ilusión, sin ir más allá,y pensando en que lo
importante es que pueda ayudar al Deportivo a consolidarse en Primera.
Venimos de un año muy duro a todos los niveles y regresar a la máxima
categoría es un reto enorme para todos.
—Va a ser uno de los jugadores con más edad en Primera...
—Sinceramente, no esperaba llegar a estar así con 37 años. La exigencia
en la carrera deportiva de un jugador profesional es enorme. Y más
cuando tienes que superar lesiones importante, que fue mi caso. Pero
estoy muy feliz. Gracias a Dios puedo seguir haciendo lo que más me
gusta.
—Valerón y la Primera División. Es opinión unánime de que nunca debió romperse este binomio.
—La experiencia vivida este año con el Deportivo en Segunda ha sido muy importante para mí. Prefiero quedarme con lo bueno.
—Bernabéu, Nou Camp, San Mamés... Volverá a jugar en los grandes templos del fútbol nacional. ¿Añade motivaciones?
—Siempre es bonito e importante jugar en escenarios de tanto prestigio.
Por encima de lo individual, mi satisfacción será mayor al ver que es
el Deportivo el que regresa a campos en los que te prestigia competir.
—Manifestó que el ascenso ha sido lo más importante de su
carrera, por encima de los títulos y sus partidos con España. ¿Tantas
vivencias positivas ha tenido?
—Cuando bajamos, ante el Valencia, de Riazor no se movió nadie. Es una
imagen que siempre recordaré. La tristeza de la gente, en un estadio
lleno. Eso me llenó de responsabilidad. Decidí seguir para corresponder
tanto cariño y, de cierta manera, subir fue un alivio, saldar esa deuda
que teníamos con nuestra magnífica afición. La manera de corresponder a
eso era que el equipo lo diera todo en cada partido y que cada uno se
esforzara al máximo. Y lo conseguimos. Miro para atrás y tengo muchos
momentos bonitos. Pero el del día del ascenso es diferente a todos por
lo que significó. Había mucho sufrimiento detrás.
—No solo le aplaudieron en A Coruña. Por cada campo que pasó tuvo reconocimiento.
—Es algo que también quiero agradecer públicamente. No esperaba que le gente me pudiese querer tanto.
—¿Contó las veces en las que los rivales le pidieron la camiseta?
—(Ríe) Más de una vez me la pidieron. Pero a mí y a otros compañeros. No era el único.
—Treinta y siete años ya. ¿Mira la temporada que viene como si fuera la última?
—No es algo que me obsesione. Como he hecho siempre, me tomo lo que
viene con la máxima ilusión, sin ir más allá,y pensando en que lo
importante es que pueda ayudar al Deportivo a consolidarse en Primera.
Venimos de un año muy duro a todos los niveles y regresar a la máxima
categoría es un reto enorme para todos.
—Va a ser uno de los jugadores con más edad en Primera...
—Sinceramente, no esperaba llegar a estar así con 37 años. La exigencia
en la carrera deportiva de un jugador profesional es enorme. Y más
cuando tienes que superar lesiones importante, que fue mi caso. Pero
estoy muy feliz. Gracias a Dios puedo seguir haciendo lo que más me
gusta.
—Valerón y la Primera División. Es opinión unánime de que nunca debió romperse este binomio.
—La experiencia vivida este año con el Deportivo en Segunda ha sido muy importante para mí. Prefiero quedarme con lo bueno.
—Bernabéu, Nou Camp, San Mamés... Volverá a jugar en los grandes templos del fútbol nacional. ¿Añade motivaciones?
—Siempre es bonito e importante jugar en escenarios de tanto prestigio.
Por encima de lo individual, mi satisfacción será mayor al ver que es
el Deportivo el que regresa a campos en los que te prestigia competir.
—Manifestó que el ascenso ha sido lo más importante de su
carrera, por encima de los títulos y sus partidos con España. ¿Tantas
vivencias positivas ha tenido?
—Cuando bajamos, ante el Valencia, de Riazor no se movió nadie. Es una
imagen que siempre recordaré. La tristeza de la gente, en un estadio
lleno. Eso me llenó de responsabilidad. Decidí seguir para corresponder
tanto cariño y, de cierta manera, subir fue un alivio, saldar esa deuda
que teníamos con nuestra magnífica afición. La manera de corresponder a
eso era que el equipo lo diera todo en cada partido y que cada uno se
esforzara al máximo. Y lo conseguimos. Miro para atrás y tengo muchos
momentos bonitos. Pero el del día del ascenso es diferente a todos por
lo que significó. Había mucho sufrimiento detrás.
—No solo le aplaudieron en A Coruña. Por cada campo que pasó tuvo reconocimiento.
—Es algo que también quiero agradecer públicamente. No esperaba que le gente me pudiese querer tanto.
—¿Contó las veces en las que los rivales le pidieron la camiseta?
—(Ríe) Más de una vez me la pidieron. Pero a mí y a otros compañeros. No era el único.fuente Canarias7.@XALOMONTE