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lunes, 6 de marzo de 2017

LA PORTADA DEL DXT


EL DEPOR SE ADUEÑO DEL MOLINON DE LA GRADA Y DEL CÉSPED

El deportivismo se llevó la primera gran alegría del año en El Molinón alfaquí
El deportivismo se llevó la primera gran alegría del año en El Molinón alfaquí
El Deportivo se adueñó del Molinón (de la grada y el césped) y puso fin a las maldiciones que le perseguían. La afición se dejó la garganta y los jugadores, el físico. El cóctel sirvió para derribar muros. El equipo confirmó la reacción, se estrenó en 2017 y al fin ganó a domicilio esta temporada.
Los blanquiazules impusieron un ritmo alto para intimidar al Sporting desde que Mateu Lahoz decretó el inicio del encuentro, aunque poco a poco fueron perdiendo la iniciativa.
La actitud y el derroche físico de los blanquiazules eran la que demandaba un partido de alto voltaje y trascendental como el de Gijón. Quizás no a vida y muerte, porque como dijo Pepe Mel en la previa, todavía quedan trece jornadas por delante después de El Molinón, pero sí importantísimo en una Liga en la que cada punto vale oro para los equipos de abajo, más aún en un partido entre rivales directos como el de ayer.
En Gijón, Pedro Mosquera confirmó que está de vuelta. El coruñés se dejó hasta la última gota. Está fresco después de haber pasado meses bajo mínimos. Perdió la titularidad porque su rendimiento estaba lejos del que había ofrecido en la primera vuelta del curso pasado, le vio las orejas al lobo, y ahora no está dispuesto a volver al banquillo. En Leganés, como el equipo, no estuvo fino, pero Mel, que ya quiso llevárselo al Betis en su día, ha conseguido reactivarlo. Antes de ser decisivo en el área del Sporting, Mosquera lo fue en la del Deportivo, donde apareció como una exhalación un par de veces para desmontar los intentos de los asturianos por sorprender a los coruñeses. En una de esas anticipaciones se llevó por delante a Moi Gómez, que tuvo que pedir el cambio poco después como consecuencia de esa acción defensiva del de A Gaiteira.
Canella, aquel lateral que en el Deportivo no apareció y del que el Sporting intentó desprenderse el verano pasado, dio profundidad a los gijoneses en los primeros diez minutos, en los que filtró un balón desde la línea de fondo que Sergio Álvarez remató por encima de la portería de Germán Lux.
El Depor compitió sin notar el desgaste del jueves ante el Atlético y se encontró con un penalti a favor antes de la media hora de partido.  Mateu Lahoz vio la mano de Vesga en un saque de esquina y señaló los once metros sin mostrarle amarilla al centrocampista, que en la segunda parte sí la vio por una entrada a Luisinho (Uno de los pocos errores del colegiado). Çolak, que había ejecutado el córner pidió el balón para convertir desde el punto de penalti, pero su disparo fue demasiado flojo y Cuéllar, que acertó la dirección del balón, atajó y frustró el tanto.
Fueron momentos delicados para el Deportivo. Lux desvió sin problemas un disparo desde la frontal del área de Burgui y se lució a remate de Traoré, aunque el imponente delantero del Sporting estaba en fuera de juego.
La primera parte dio para cuatro minutos de descuento y el Deportivo los aprovechó. Fayçal sacó de esquina y en el segundo palo, libre de marca y a placer, Mosquera se agachó para ver puerta.
Mel dosificó esfuerzos con los cambios que fue introduciendo y el Deportivo se afanó en la contención. Arriba solo Borges, con un cabezazo, pudo ampliar la cuenta del Depor. Çolak y Andone se fueron al banquillo. El equipo tenía que remar. La segunda parte fue un ejercicio de sacrificio de los blanquiazules y de un Lux salvador, como ante el Atlético de Madrid. El guardameta evitó con un paradón un tanto cantado de Traoré. El otro fútbol también apareció en escena. Luisinho, ya sustituido, la tuvo con Canella. El Deportivo jugó con el reloj y se llevó la primera alegría del año.VIA IG.