El Molinón va a ser escenario de un doble partido, que se disputará en el campo y en las gradas. La Mareona, caracterizada por crear una fuerte presión ambiental al equipo visitante, va encontrarse con la Marexada, una nutrida afición que llega desde diversos puntos de Galicia para respaldar a un Deportivo que llega a Gijón en una situación preocupante. El equipo gallego sólo tiene un punto de ventaja sobre el descenso, con un calendario que casi le obliga a ganar esta tarde en el campo rojiblanco. El empate le vale de poco y le obliga a mirar con angustia otros marcadores.
Preciado trata de esconder sus cartas. A lo largo de la semana hizo tres pruebas. En la última dejó fuera a Rivera, con Eguren y Nacho Cases en el dúo de pivotes. La alternativa tiene una doble opción, que afectaría a Cases o a Luis Morán, con cambio de posición para De las Cuevas, en el caso de que recupere a Rivera, lo que también podría dejar para el transcurso del encuentro, según la marcha del marcador.
El Deportivo viajó como si fuera una final, con toda la plantilla, incluidos los disponibles, lesionados y hasta los que no tienen licencia, así como el sancionado Lopo, cuya ausencia complicó los planes a Lotina. El técnico de Meñaka tuvo que echar mano de Aythami para completar el centro de la zaga. Debido a la necesidad, el técnico deportivista ensayó el estilo más ofensivo de toda la temporada, con dos atacantes específicos como Riki y Xisco, con Adrián a la expectativa, más dos jugadores de banda muy directos, como Lassad, teórico ariete, y el dinámico Guardado.
La ventaja del Sporting es que le vale el empate ante un rival que sumó cuatro puntos menos y con el que tiene una diferencia de goles bastante sensible. El Deportivo está obligado a llevar el peso del partido, lo que le vendrá bien al Sporting, ya que una de sus mejores armas es el contraataque, pese a que le faltan dos jugadores desequilibrantes de la talla de Novo y Diego Castro.fuente as