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lunes, 25 de enero de 2021
PANORAMA NEGRO PARA UN DEPOR OBLIGADO A DESPERTAR
El Deportivo sigue a la deriva, ahora en Segunda División B, y ha puesto en peligro, incluso, su clasificación para poder optar al ascenso en la segunda fase de la temporada, objetivo que depende de acabar el primer tramo del campeonato en el podio de su subgrupo.
De momento, es tercero, pero por coeficiente (puntos por partido), perdería esa posición, algo que podría resultar decisivo en el caso de superar la mitad de la fase regular (hay que disputar un mínimo de 13 partidos y van 11) y que la competición se tuviera que suspender por la pandemia.
Tras haber empezado con siete partidos sin perder y líder de su subgrupo la temporada de su regreso a la categoría de bronce casi 40 años después, las malas sensaciones que ya estaba transmitiendo en el terreno de juego y los primeros tortazos del curso pusieron fin a la etapa de Fernando Vázquez en el banquillo.
Su segundo periodo al frente de la plantilla blanquiazul finalizó, en Liga, con las derrotas ante el filial del máximo rival regional, el Celta de Vigo, en Riazor (1-2) y el Zamora a domicilio (1-0), además de la eliminación copera ante un rival de Primera División, el Alavés, frente al que, curiosamente, sí estuvo a buen nivel.
El cambio de titularidad en el banquillo no ha dado resultado por ahora. Al contrario, las sensaciones han ido a peor, aunque todo proyecto necesita tiempo para asimilar las nuevas ideas y automatismos que se pretenden imponer. De hecho, el propio entrenador del Compostela, Yago Iglesias, pidió un margen de maniobra para el staff deportivista, consciente de las modificaciones que pretende introducir De la Barrera.
Inicios
El técnico recordó tras la derrota ante el Compostela que no ha habido inicios fáciles, que siempre son complicados, que surgen piedras en el camino. Las primeras no tardaron en aparecer y, según dijo en la sala de prensa de Riazor, no le van a alterar el rumbo que tomó al hacerse cargo del banquillo deportivista.
El equipo coruñés lleva cinco partidos sin ganar (dos puntos de quince posibles) y no ha marcado ni un gol en 2021. Se quedó a cero en la Copa del Rey ante el Deportivo Alavés (0-1), y tampoco vio puerta ante el Zamora, el Salamanca y el Compostela. Sus últimos goles llegaron en la Copa ante El Ejido 2012 y, previamente, en la Liga frente al filial del Celta de Vigo en Riazor.
Más allá de la ausencia de goles, el problema principal es su baja producción ofensiva. Las ocasiones generadas han sido mínimas, sin apenas disparos entre los tres palos.
En el último partido, tras un error de su rival, Claudio Beauvue perdonó un mano a mano con un remate flojo y centrado justo antes de que el Compostela se adelantara.
Además, ha perdido la solidez defensiva, la seguridad que transmitía su portero, Carlos Abad, que también falló ante el Compostela en el segundo gol, o la fiabilidad del canterano Mujaid Sadick, que fue expulsado ante los santiagueses.
Rendimiento individual
Los jugadores, muchos de ellos con pasado en Primera y Segunda División, algunos internacionales con sus selecciones, no han estado a la altura en el terreno de juego y el equipo ha tenido más lesiones que nunca en los primeros meses de una temporada que los deportivistas tienen que reconducir.
Todo eso ha llevado al deportivismo a preguntarse si el equipo ha tocado fondo. Dar una respuesta concluyente, vista la cantidad de veces que se ha planteado esa cuestión en los últimos tiempos, parece atrevido. El equipo no ha dejado de sorprender para mal.
La situación económica del Deportivo, a pesar de la inyección económica de la entidad financiera Abanca, su dueño desde hace unos meses, le obliga a regresar cuanto antes al fútbol profesional, objetivo que se le ha complicado, aunque está a tiempo de reconducir. Quedan siete jornadas por delante para no desviarse del camino a Segunda.
¿SE HA TOCADO FONDO?
¿Cuántas veces nos hemos preguntado en los últimos años si el Deportivo ha tocado fondo? Ayer fue la enésima ocasión en la que el deportivismo volvió a formularse esa cuestión después de frotarse los ojos otra vez, de pellizcarse para ver si la pesadilla es real o un mal sueño que no acaba.
Se estrenó Rubén de la Barrera en el banquillo de Riazor, ese que había visto por primera vez desde el palco de autoridades cuando era niño, al lado de su abuela. No pudo ser peor el partido que firmó su equipo ante el Compostela, que le infligió la tercera derrota de la temporada. Fue el quinto partido consecutivo sin ganar en Liga, el tercero (cuarto con la cita con el Alavés) con la cuenta de goles a cero. Sin fútbol, sin gol, sin solidez, sin nada. Es probable que esta vez se haya tocado fondo. Pero hasta parece atrevido llegar a afirmarlo.
Había apelado el míster en la previa a la plasticidad del juego más que a la testiculina y a las plegarias, pero al deportivismo no le queda otra que rezar, que implorar un milagro.
La salida del equipo volvió a ser la habitual. Y esta vez no había ni campo helado ni tantas bajas como en Salamanca.
El Deportivo empezó con Derik en el lateral derecho, Borges y Bergantiños en el centro del campo, con Borja Galán y Lara apoyando en los interiores y los recuperados Diego Rolan y Claudio Beauvue en ataque.
Lo que le gustaría ver a De la Barrera en el Deportivo lo plasmó el Compostela de Yago Iglesias, un técnico en el que el equipo reparó para su filial, pero no le fichó.
Los santiagueses no andan sobrados de puntos, pero su propuesta en el tapete es agradable. Sus jugadores saben dónde, a quién y cuándo presionar y convirtieron al Deportivo en previsible.
Tuvieron los de Yago Iglesias la velocidad y el dinamismo que para sí quisiera el Deportivo en los primeros instantes del duelo. Ya en el minuto cuatro avisaron con dos remates de Saro en el área tras el desequilibrio de Miki por la derecha. El lateral mandó el esférico a las nubes y perdonó a los deportivistas, faltos de juego y de intensidad defensiva.
El Deportivo se atascó y la presión en bloque alto del Compostela volvió a surtir efecto al provocar un error de Bergantiños que compensó la velocidad de Mujaid para enviar a córner. Desde la esquina, surgió la polémica, a los siete minutos, con un gol bien anulado al Compostela. Se le fue el balón por la línea de fondo a Brais Abelenda y el árbitro, a instancias del línea, no dio validez al remate posterior de Juampa. Otra vez el Deportivo hacía agua en defensa. Sin comunicación entre Granero y Carlos Abad, con un pésimo despeje de Derik. Blandos.
El Compostela estaba mucho mejor.. En su propuesta aparecieron los pasillos interiores. Enfrente, un Deportivo con poca velocidad en la circulación, sin movilidad, sin desequilibrio, carencias que se han dado una y otra vez esta temporada en Segunda B.
Incluso peor
No hizo cambios en el intermedio De la Barrera a pesar de lo mal que había estado el Deportivo. El equipo pareció retomar el partido con una marcha más, pero se le salió la cadena. Beauvue, lamentable, perdonó ante Pato Guillén con un penoso remate tras un fallo de Guille Torres.
Erró el conjunto coruñés y se lo cobró el Compostela después de que el árbitro no sancionara una clara falta de Juampa a Mujaid en el flanco derecho de la cobertura blanquiazul. Del centro del extremo, surgió el tanto de los santiagueses. Prolongaron de cabeza en el segundo palo y en el área remató a placer Brais Abelenda.
El Deportivo fue un manojo de nervios y el Compostela falló el segundo a los 58 minutos con un disparo de Guille Torres, a pase de Bicho, que la mandó a las nubes en el área pequeña y sin portero bajo palos.
Con diez
El árbitro desquició a los deportivistas y Mujaid fue expulsado por doble amarilla a los 65 minutos. La primera, por protestar la acción del gol; la segunda, por una falta merecedora de tarjeta.
El Compostela hizo el primer cambio antes que De la Barrera moviera ficha. El técnico apostó por la entrada de Valín y Adri Castro por Beauvue y Lara. Pero nada mejoró un equipo desnortado.
Cumplida la media hora del segundo tiempo, el Deportivo encajó la sentencia. Un saque en largo del portero, Borja Granero midió mal, Carlos Abad, aun peor, y Miki marcó a placer.
El último tramo del partido fue un rondo del Compostela, un entrenamiento al que se sumaron, por el Deportivo, Miku y Gandoy para los trece minutos del esperpento que fue el encuentro con los santiagueses, que perdonaron el tercero.
Críticas, vergüenza, rabia e impotencia. El deportivismo está hastiado de ver a su equipo ir de mal en peor. El estado físico del equipo es penoso, como su rendimiento individual y grupal. El miedo a quedarse sin opciones de ascender crece.