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lunes, 1 de mayo de 2017
EL DEPOR NOS ALARGA EL SUFRIMIENTO
¿Para qué dejar sellada la permanencia de
manera matemática a falta de tres jornadas pudiendo alargar la tortura y
el sufrimiento? Eso es lo que, irónicamente, se pregunta el
deportivismo después del partido de Pamplona, hastiado de ver fracasos
de su equipo esta temporada. Y pudo ser peor, porque Osasuna se adelantó
en el marcador y porque, cuando el Deportivo había logrado remontar,
volvió a las andadas y no perdió de milagro. Juanfran sigue acumulando
frustración (mandó una vaselina al larguero y anotó en propia meta) y
Navarro evitó la derrota en los últimos minutos, pero no los reproches
de una afición que ya no soporta más.
El Deportivo fue fiel a su torrija habitual en El Sadar. El arranque de partido se pareció ligeramente al del miércoles ante el Real Madrid. Esta vez el gol no llegó en el primer minuto porque Guilherme cortó un contragolpe que conducía Kenan Kodro. Al brasileño le costó una prematura amarilla que el árbitro del Clásico de la Liga, Hernández Hernández, le justificó con todo detalle, pero sin clemencia.
De pronto, al Deportivo le empezaron a temblar las piernas fruto, tal vez, de la ansiedad. Osasuna, liberado de toda presión, leyó el miedo de los blanquiazules. Arribas hizo agua y Juanfran aplazó unos segundos que se estrenara el videomarcador que instalaron los navarros en este partido.
En el saque de esquina posterior, tras un primer remate al borde del fuera de juego, Guilherme despejó el balón con una pifia y el canterano John Steven Mondragon batió a Lux en el primer disparo de los locales entre los tres palos.
Aún pudo ser peor porque justo cuando se cumplía el cuarto de hora de partido Kenan Kodro emuló a su padre con un caño a Arribas en el área antes de que el madrileño se repusiera del ridículo y obstaculizara lo justo el disparo final del delantero rojillo, que se marchó muy desviado.
El Depor, alentado por más de 700 gargantas que le pedían más bemoles, se repuso de esos primeros contratiempos. Es lo que tiene haberse habituado a recibir tortazos día sí, día también. Se ha ido curtiendo.
El árbitro frenó el primer intento del Deportivo por reconducir el rumbo cuando impidió que Andone se marchara solo hacia la portería de Sirigu al castigar con falta un forcejeo con Oier. Los blanquiazules no bajaron los brazos y su empuje tuvo premio cuando Guilherme cabeceó en el segundo palo un centro de Juanfran. Con el empate, el equipo de Mel se sintió a gusto. Sensación extraña desde hace jornadas. Rozó el 1-2 con una pared entre Borges y Andone, con un centro-chut de Bruno Gama y con una vaselina de Juanfran al larguero. Al descanso se llegó con empate por el infortunio de los deportivistas en ataque y también porque un disparo de Roberto Torres acabó a unos centímetros de la portería.
El Deportivo adelantó la presión en la vuelta al césped y en una contra Osasuna le puso de los nervios. Guilherme, con amarilla, no pudo cortarla porque se habría jugado la segunda tarjeta. Albentosa apareció a tiempo ante Sergio León.
Luisinho, el mejor del Deportivo, el tipo con más carácter del equipo cuando se viste de corto (para bien y para mal) se echó el equipo a la espalda jugando como interior. Buscó el gol con un lanzamiento con la derecha y también con un pase en profundidad hacia Andone, que se precipitó con el lanzamiento aunque provocó un saque de esquina estéril.
A falta de veinte minutos, el laboratorio de Abegondo funcionó. ¿Recuerdan los saques al segundo palo para que prolongara Colotto? Pues Mel los ensayó en el último entrenamiento con Albentosa en lugar del argentino. Y salió bien. El valenciano cabeceó y Guilherme marcó el segundo, esta vez con el pie.
La victoria daba la permanencia, pero al Deportivo le gusta alargar el sufrimiento. Osasuna se la devolvió en otro saque de esquina que superó a Andone, Arribas y Albentosa. Juanfran, en el segundo palo, intentó despejar pero marcó en su propia portería.
Mel quiso ser ambicioso para sellar la permanencia. Incomprensiblemente mandó al banquillo al más destacado del Depor, Luisinho. Entraron Marlos y Gil (antes lo había hecho Ola John) y lejos de acercarse el triunfo, se alejó de él hasta el punto de ver comprometido el empate. Una patosidad de Albentosa ante Sergio León pudo costar un disgusto a diez minutos para el final, y al borde de cumplirse el tiempo reglamentario, Navarro salvó al Depor en la línea cuando Kenan ya se veía dándole los tres puntos a su equipo.
En Pamplona voló el primer match-ball para certificar la permanencia, que está al alcance, pero aún no es matemática. A seguir la tortura una jornada más.VIA IG.
El Deportivo fue fiel a su torrija habitual en El Sadar. El arranque de partido se pareció ligeramente al del miércoles ante el Real Madrid. Esta vez el gol no llegó en el primer minuto porque Guilherme cortó un contragolpe que conducía Kenan Kodro. Al brasileño le costó una prematura amarilla que el árbitro del Clásico de la Liga, Hernández Hernández, le justificó con todo detalle, pero sin clemencia.
De pronto, al Deportivo le empezaron a temblar las piernas fruto, tal vez, de la ansiedad. Osasuna, liberado de toda presión, leyó el miedo de los blanquiazules. Arribas hizo agua y Juanfran aplazó unos segundos que se estrenara el videomarcador que instalaron los navarros en este partido.
En el saque de esquina posterior, tras un primer remate al borde del fuera de juego, Guilherme despejó el balón con una pifia y el canterano John Steven Mondragon batió a Lux en el primer disparo de los locales entre los tres palos.
Aún pudo ser peor porque justo cuando se cumplía el cuarto de hora de partido Kenan Kodro emuló a su padre con un caño a Arribas en el área antes de que el madrileño se repusiera del ridículo y obstaculizara lo justo el disparo final del delantero rojillo, que se marchó muy desviado.
El Depor, alentado por más de 700 gargantas que le pedían más bemoles, se repuso de esos primeros contratiempos. Es lo que tiene haberse habituado a recibir tortazos día sí, día también. Se ha ido curtiendo.
El árbitro frenó el primer intento del Deportivo por reconducir el rumbo cuando impidió que Andone se marchara solo hacia la portería de Sirigu al castigar con falta un forcejeo con Oier. Los blanquiazules no bajaron los brazos y su empuje tuvo premio cuando Guilherme cabeceó en el segundo palo un centro de Juanfran. Con el empate, el equipo de Mel se sintió a gusto. Sensación extraña desde hace jornadas. Rozó el 1-2 con una pared entre Borges y Andone, con un centro-chut de Bruno Gama y con una vaselina de Juanfran al larguero. Al descanso se llegó con empate por el infortunio de los deportivistas en ataque y también porque un disparo de Roberto Torres acabó a unos centímetros de la portería.
El Deportivo adelantó la presión en la vuelta al césped y en una contra Osasuna le puso de los nervios. Guilherme, con amarilla, no pudo cortarla porque se habría jugado la segunda tarjeta. Albentosa apareció a tiempo ante Sergio León.
Luisinho, el mejor del Deportivo, el tipo con más carácter del equipo cuando se viste de corto (para bien y para mal) se echó el equipo a la espalda jugando como interior. Buscó el gol con un lanzamiento con la derecha y también con un pase en profundidad hacia Andone, que se precipitó con el lanzamiento aunque provocó un saque de esquina estéril.
A falta de veinte minutos, el laboratorio de Abegondo funcionó. ¿Recuerdan los saques al segundo palo para que prolongara Colotto? Pues Mel los ensayó en el último entrenamiento con Albentosa en lugar del argentino. Y salió bien. El valenciano cabeceó y Guilherme marcó el segundo, esta vez con el pie.
La victoria daba la permanencia, pero al Deportivo le gusta alargar el sufrimiento. Osasuna se la devolvió en otro saque de esquina que superó a Andone, Arribas y Albentosa. Juanfran, en el segundo palo, intentó despejar pero marcó en su propia portería.
Mel quiso ser ambicioso para sellar la permanencia. Incomprensiblemente mandó al banquillo al más destacado del Depor, Luisinho. Entraron Marlos y Gil (antes lo había hecho Ola John) y lejos de acercarse el triunfo, se alejó de él hasta el punto de ver comprometido el empate. Una patosidad de Albentosa ante Sergio León pudo costar un disgusto a diez minutos para el final, y al borde de cumplirse el tiempo reglamentario, Navarro salvó al Depor en la línea cuando Kenan ya se veía dándole los tres puntos a su equipo.
En Pamplona voló el primer match-ball para certificar la permanencia, que está al alcance, pero aún no es matemática. A seguir la tortura una jornada más.VIA IG.
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