Día 7 del 7 a las 7 (p.m) para presentar al 7 y a otros 8 fichajes de los 10 que ha cerrado el equipo coruñés para la temporada 2017-18. Solo faltó Carles Gil, que está de permiso a la espera de ser operado el próximo lunes de una pubalgia. El club no incluyó entre los fichados a Juanfran (podría haber sido su cuarta presentación), aunque sí estaba Guilherme. A los dos les ha comprado este verano.
No fue uno de los jugadores en propiedad, sino un cedido, el que despertó mayor admiración. No podía ser de otro modo. El 7, Lucas Pérez, aún sin jugar, fue vitoreado por la grada, aclamado por cerca de 7.000 gargantas, las que llenaron Tribuna Inferior y obligaron a abrir la Superior.
Las puertas del estadio se abrieron una hora antes de que comenzara el acto y la gente no se hizo de rogar. Muchos prefirieron coger un buen asiento para esperar a sus ídolos y, tal vez, a que les cayera uno de los balones que se iban a lanzar.
Con puntualidad, los deportivistas accedieron al campo desde la grada de Pabellón en tres vehículos de uno de los patrocinadores del club. En el primero, con Gerard Valentín al volante, iban Pantilimon (delante) y Fede Cartabia. En el segundo, conducía Guilherme y Schär iba a su lado. Y en el tercero, con Bakkali a los mandos, Adrián en el asiento delantero y Lucas y Valverde compartiendo el de atrás. Los tres coches cruzaron el césped hasta el centro del campo y allí los fichajes blanquiazules se bajaron con ropa de calle, saludaron y se dirigieron al vestuario para enfundarse la blanquiazul. Salvo Pantilimon, que se puso el traje de portero.
Pasaron diez minutos, sonó, el ‘Despacito’ por megafonía y los aficionados se animaron cuando vieron por los videomarcadores que los jugadores ya se encontraban en el túnel de vestuarios, a punto de salir.
Tal y como apuntó José Luis Núñez por megafonía, “el último en llegar fue primero en salir”, Pantilimon. Después, Schär, presentado como un “central elegante que cambió su trabajo en un banco por el terreno de juego”; Gerard Valentín, que tiene “cuatro años para seguir creciendo”; Guilherme, que logró “que el Consejo de Administración echara el resto para hacerse en propiedad con él”; Bakkali, “incordio para las defensas rivales”; Valverde, “joven, muy joven y con calidad”; Adrián López, del que el speaker recordó “la calidad técnica” que ya había demostrado con el Depor en el pasado, pero ahora “con la veteranía adquirida” en estos años; Fede Cartabia, que “quedó prendado de Coruña” y tuvo que volver, y... por fin, el más esperado.
De él se habló a lo largo del verano, desde el capítulo en el que Tino Fernández le abría las puertas del club para que regresara (mayo) hasta que, meses después, se concretó.
“Hablando de reencuentros, cuántas veces hemos cantado sus goles, disfrutamos de su futbol, su garra, su implicación con el club. Nació entre Monelos y el Barrio de las Flores pero no descarten que tenga un día un monumento en Riazor”, sonó por megafonía. Fue el minuto de oro. Salió Lucas y se cayó Riazor. Brotaron los aplausos al ‘7’ y las gargantas corearon su nombre antes de pedir autógrafos y selfis.VIA IG.
No fue uno de los jugadores en propiedad, sino un cedido, el que despertó mayor admiración. No podía ser de otro modo. El 7, Lucas Pérez, aún sin jugar, fue vitoreado por la grada, aclamado por cerca de 7.000 gargantas, las que llenaron Tribuna Inferior y obligaron a abrir la Superior.
Las puertas del estadio se abrieron una hora antes de que comenzara el acto y la gente no se hizo de rogar. Muchos prefirieron coger un buen asiento para esperar a sus ídolos y, tal vez, a que les cayera uno de los balones que se iban a lanzar.
Con puntualidad, los deportivistas accedieron al campo desde la grada de Pabellón en tres vehículos de uno de los patrocinadores del club. En el primero, con Gerard Valentín al volante, iban Pantilimon (delante) y Fede Cartabia. En el segundo, conducía Guilherme y Schär iba a su lado. Y en el tercero, con Bakkali a los mandos, Adrián en el asiento delantero y Lucas y Valverde compartiendo el de atrás. Los tres coches cruzaron el césped hasta el centro del campo y allí los fichajes blanquiazules se bajaron con ropa de calle, saludaron y se dirigieron al vestuario para enfundarse la blanquiazul. Salvo Pantilimon, que se puso el traje de portero.
Pasaron diez minutos, sonó, el ‘Despacito’ por megafonía y los aficionados se animaron cuando vieron por los videomarcadores que los jugadores ya se encontraban en el túnel de vestuarios, a punto de salir.
Tal y como apuntó José Luis Núñez por megafonía, “el último en llegar fue primero en salir”, Pantilimon. Después, Schär, presentado como un “central elegante que cambió su trabajo en un banco por el terreno de juego”; Gerard Valentín, que tiene “cuatro años para seguir creciendo”; Guilherme, que logró “que el Consejo de Administración echara el resto para hacerse en propiedad con él”; Bakkali, “incordio para las defensas rivales”; Valverde, “joven, muy joven y con calidad”; Adrián López, del que el speaker recordó “la calidad técnica” que ya había demostrado con el Depor en el pasado, pero ahora “con la veteranía adquirida” en estos años; Fede Cartabia, que “quedó prendado de Coruña” y tuvo que volver, y... por fin, el más esperado.
De él se habló a lo largo del verano, desde el capítulo en el que Tino Fernández le abría las puertas del club para que regresara (mayo) hasta que, meses después, se concretó.
“Hablando de reencuentros, cuántas veces hemos cantado sus goles, disfrutamos de su futbol, su garra, su implicación con el club. Nació entre Monelos y el Barrio de las Flores pero no descarten que tenga un día un monumento en Riazor”, sonó por megafonía. Fue el minuto de oro. Salió Lucas y se cayó Riazor. Brotaron los aplausos al ‘7’ y las gargantas corearon su nombre antes de pedir autógrafos y selfis.VIA IG.