Translate
lunes, 21 de mayo de 2018
ADIÓS, PRIMERA,¿HASTA PRONTO?
El Deportivo despidió en Mestalla su temporada más pobre en Primera División. El tiempo dirá si (en el mejor de los casos) ha sido un hasta pronto, como en los dos últimos descensos. Ese ese el deseo y la intención en el triste regreso a Segunda División. Ahora, el fútbol deja de jugarse en el césped y se traslada a los despachos. El club, con Carmelo del Pozo al frente de la dirección deportiva, tiene que acertar con el proyecto y las decisiones para despertar en la categoría de plata de la pesadilla que fue la temporada que ayer acabó con una derrota ante el Valencia.
El Deportivo quiso ser fiel a sí mismo hasta el final. Eso sí, con un once de circunstancias y en un partido sin tensión. Se cumplió la tónica general de 38 jornadas: fragilidad defensiva y pólvora mojada en ataque, errores individuales y desconexiones colectivas. Esta vez, eso sí, más justificadas. A pesar de saberse equipo de Segunda desde la derrota con el Barça cuando quedaban tres partidos para el final, los blanquiazules al menos han podido salvar una mínima dignidad en una temporada para olvidar.
Por fin se ha acabado. Es el triste pensamiento compartido, seguramente, por todo el deportivismo, por los jugadores, los técnicos y los responsables de dirigir una nave que se ha ido a pique después de haber estado a la deriva, sin rumbo, desde que comenzó el curso. Desde aquel ‘somos gente marinera y con eso no hay quien pueda’ de verano, cuando ya empezaba a percibirse el gran problema de la portería, de la falta de contundencia defensiva del equipo y la falta de sintonía entre dirección deportiva y técnico. El Deportivo ha tenido la plantilla con mayor calidad individual de los últimos años, pero los ingredientes no casaron y la salsa se cortó. El norte se perdió definitivamente cuando Richard Barral y Pepe Mel ya no estaban. De enero para aquí, un solar, ni una decisión acertada en el ámbito deportivo. Despropósitos en el mercado sin una cabeza visible al frente y pésima elección para el banquillo. Hacía falta un líder, un motivador, cierto, pero el desconocimiento del equipo y de LaLiga por parte de Seedorf demoraron una reacción que confirmó un FRACASO. Sí, con mayúsculas.
El epílogo, en Valencia, es lo de menos, un capítulo más. Sin Sidnei, Schär, Albentosa, Bóveda, Carles Gil, Borges, Cartabia y Florin Andone, Seedorf quiso premiar a los jugadores en la despedida de Primera, aunque, como se dice por estos lares, sin mucho ‘xeito’.
Si el holandés quería que el deportivismo viera si puede tener en Gerard Valentín el lateral derecho de Segunda, pues el técnico le ha dejado con las ganas. El defensa jugó de extremo, con Juanfran por detrás. Aún así saltaron a la vista sus carencias defensivas.
En el escaparate también estaba el juvenil Mujaid, una perla por pulir, pero no desentonó en su puesto natural, el centro de la defensa, y no el lateral derecho (su segunda posición) en el que Seedorf le situó en su debut ante el Villarreal.
Se exhibieron (mostraron, pero no lucieron) el ‘toro’ Koval y el individualista Bakkali. El portero templó más los nervios, estuvo menos alocado que cuando debutó ante el Eibar, aunque hizo una de las suyas cuando le regaló a Guedes un saque de puerta... ¡con la mano! El ucraniano, que se recompuso en esa misma jugada evitando un gol de Guedes y que frustró otro de Rodrigo ha completado el despróposito que ha sido la portería del Deportivo este curso que ha acabado con 76 goles en contra. Bakkali se mostró ante el equipo dueño de sus derechos hasta que Nacho Vidal, sin castigo, le mandó al banquillo. El árbitro y sus tarjetas también estaban de vacaciones.
En las antípodas del Deportivo, el Valencia, que cerró una excelente temporada. Apretó en la primera parte y se adelantó antes de la media hora con un centro desde la banda derecha que no tapó Gerard Valentín, que despejó mal Navarro y que transformó Zaza con un remate mordido. Koval la vio pasar.
El Depor quería pero no podía. Lo demuestra la bronca de Çolak a la retaguardia cuando la primera parte moría entre cánticos de ‘A Segunda, oe’ silbados por gran parte de Mestalla. Este equipo ascensor que es el Depor ha logrado suavizar la rivalidad histórica con el equipo che.
El Valencia empezó con fallas y fallos el segundo tiempo. Fuegos de artificio de Dani Parejo, Rodrigo y Maksimovic (al larguero) que no pasaron factura al Deportivo.,PRIMERA, ¿HASTA PROTO?
Los cambios de Seedorf empezaron por el obligado de Lucas por Bakkali. Aplausos del valencianismo para el belga y silbidos constantes para el de Monelos.
Zaza también se encontró con el larguero en un cabezazo a centro Gayà y el Deportivo, casi desaparecido en ataque en los primeros 65 minutos, empezó a producir con la entrada de Adrián. El tanto llegó primero en el otro extremo del campo. Se lo quiso regalar Koval a Guedes en el 71 y el portugués, que en esa no estuvo fino, se lo cobró en el 77 tras un pase de espuela soberbio de Vietto.
Con 2-0, el Valencia se relajó y el Depor se metió en la pachanga con un gol de Lucas a pase de Adrián. Krohn-Dehli rozó el empate segundos después, como Borja Valle, que perdonó a cuatro minutos para el final en una jugada que acabó Juanfran con algo parecido a un remate a puerta. Tyton, el único portero que tiene contrato después de junio, suplió a Koval en un cambio friki de Seedorf mientras Fornos, lejos de su Fabril, soñaba en el banquillo con el debut en Primera, esa categoría a la que se le ha dicho ¿hasta pronto?VIA IG.
El Deportivo quiso ser fiel a sí mismo hasta el final. Eso sí, con un once de circunstancias y en un partido sin tensión. Se cumplió la tónica general de 38 jornadas: fragilidad defensiva y pólvora mojada en ataque, errores individuales y desconexiones colectivas. Esta vez, eso sí, más justificadas. A pesar de saberse equipo de Segunda desde la derrota con el Barça cuando quedaban tres partidos para el final, los blanquiazules al menos han podido salvar una mínima dignidad en una temporada para olvidar.
Por fin se ha acabado. Es el triste pensamiento compartido, seguramente, por todo el deportivismo, por los jugadores, los técnicos y los responsables de dirigir una nave que se ha ido a pique después de haber estado a la deriva, sin rumbo, desde que comenzó el curso. Desde aquel ‘somos gente marinera y con eso no hay quien pueda’ de verano, cuando ya empezaba a percibirse el gran problema de la portería, de la falta de contundencia defensiva del equipo y la falta de sintonía entre dirección deportiva y técnico. El Deportivo ha tenido la plantilla con mayor calidad individual de los últimos años, pero los ingredientes no casaron y la salsa se cortó. El norte se perdió definitivamente cuando Richard Barral y Pepe Mel ya no estaban. De enero para aquí, un solar, ni una decisión acertada en el ámbito deportivo. Despropósitos en el mercado sin una cabeza visible al frente y pésima elección para el banquillo. Hacía falta un líder, un motivador, cierto, pero el desconocimiento del equipo y de LaLiga por parte de Seedorf demoraron una reacción que confirmó un FRACASO. Sí, con mayúsculas.
El epílogo, en Valencia, es lo de menos, un capítulo más. Sin Sidnei, Schär, Albentosa, Bóveda, Carles Gil, Borges, Cartabia y Florin Andone, Seedorf quiso premiar a los jugadores en la despedida de Primera, aunque, como se dice por estos lares, sin mucho ‘xeito’.
Si el holandés quería que el deportivismo viera si puede tener en Gerard Valentín el lateral derecho de Segunda, pues el técnico le ha dejado con las ganas. El defensa jugó de extremo, con Juanfran por detrás. Aún así saltaron a la vista sus carencias defensivas.
En el escaparate también estaba el juvenil Mujaid, una perla por pulir, pero no desentonó en su puesto natural, el centro de la defensa, y no el lateral derecho (su segunda posición) en el que Seedorf le situó en su debut ante el Villarreal.
Se exhibieron (mostraron, pero no lucieron) el ‘toro’ Koval y el individualista Bakkali. El portero templó más los nervios, estuvo menos alocado que cuando debutó ante el Eibar, aunque hizo una de las suyas cuando le regaló a Guedes un saque de puerta... ¡con la mano! El ucraniano, que se recompuso en esa misma jugada evitando un gol de Guedes y que frustró otro de Rodrigo ha completado el despróposito que ha sido la portería del Deportivo este curso que ha acabado con 76 goles en contra. Bakkali se mostró ante el equipo dueño de sus derechos hasta que Nacho Vidal, sin castigo, le mandó al banquillo. El árbitro y sus tarjetas también estaban de vacaciones.
En las antípodas del Deportivo, el Valencia, que cerró una excelente temporada. Apretó en la primera parte y se adelantó antes de la media hora con un centro desde la banda derecha que no tapó Gerard Valentín, que despejó mal Navarro y que transformó Zaza con un remate mordido. Koval la vio pasar.
El Depor quería pero no podía. Lo demuestra la bronca de Çolak a la retaguardia cuando la primera parte moría entre cánticos de ‘A Segunda, oe’ silbados por gran parte de Mestalla. Este equipo ascensor que es el Depor ha logrado suavizar la rivalidad histórica con el equipo che.
El Valencia empezó con fallas y fallos el segundo tiempo. Fuegos de artificio de Dani Parejo, Rodrigo y Maksimovic (al larguero) que no pasaron factura al Deportivo.,PRIMERA, ¿HASTA PROTO?
Los cambios de Seedorf empezaron por el obligado de Lucas por Bakkali. Aplausos del valencianismo para el belga y silbidos constantes para el de Monelos.
Zaza también se encontró con el larguero en un cabezazo a centro Gayà y el Deportivo, casi desaparecido en ataque en los primeros 65 minutos, empezó a producir con la entrada de Adrián. El tanto llegó primero en el otro extremo del campo. Se lo quiso regalar Koval a Guedes en el 71 y el portugués, que en esa no estuvo fino, se lo cobró en el 77 tras un pase de espuela soberbio de Vietto.
Con 2-0, el Valencia se relajó y el Depor se metió en la pachanga con un gol de Lucas a pase de Adrián. Krohn-Dehli rozó el empate segundos después, como Borja Valle, que perdonó a cuatro minutos para el final en una jugada que acabó Juanfran con algo parecido a un remate a puerta. Tyton, el único portero que tiene contrato después de junio, suplió a Koval en un cambio friki de Seedorf mientras Fornos, lejos de su Fabril, soñaba en el banquillo con el debut en Primera, esa categoría a la que se le ha dicho ¿hasta pronto?VIA IG.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)