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lunes, 2 de mayo de 2016

QUE MANERA DE SUFRIR

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Es una de las estrofas del himno del Atlético de Madrid hecho por el gran Joaquín Sabina y que consideramos ni que pintado para tal ocasión. En los últimos años, el Atlético de Madrid era el pupas de Primera División, todo lo que le podía salir mal siempre así era y hasta llegó a descender a Segunda División. Mala suerte, mal juego, errores y un equipo que no rendía pese a tener grandes jugadores, y eso es lo que nos ocupa en estas dos últimas jornadas en A Coruña
Un equipo que maravilló en la primera vuelta, que consiguió 27 puntos y que rozaba puestos europeos, se ha metido en una espiral de mala suerte, malas decisiones y falta de actitud para convertir una buena temporada, en una temporada desastrosa que puede tener tintes de pesadilla en estas dos últimas jornadas.
Nos quedan dos partidos, Villareal y Real Madrid, y la sensación en el ambiente que no se va a sumar en ambos partidos, por lo que la afición se desespera por la impotencia de depender de derrotas de otros equipos para no volver a un abismo que estaba muy lejos hace no muchas semanas.
Y es que este equipo no transmite que se juegue la vida, lo transmitieron el sábado el Sporting y el Granada, así como hoy el Espanyol, que salieron a matar sus partidos y no así el Depor que salió con brío pero sin destrozar a un equipo claramente inferior.
Empezó el partido con el Depor presionando y con ganas de mandar en el envite, pero sin un dominio claro y con pocos acercamientos al área rival. Hasta que Luis Alberto pudo cambiar el partido en un tiro desde fuera del área que sacó con una buena mano Guaita. Siguió el Depor con garra ante un Getafe perdido en el partido pero con un esquema muy ofensivo (solo Lacen de mediocentro) y en otra ocasión del Depor un error de Fede (el único con ganas e intensidad) que perdió un balón que recuperó el Getafe y que culminó Pedro León en una contra en la que pudimos haber cerrado con una falta táctica, pero no somos así.
La segunda parte fue un calco de la primera, un quiero y no puedo del Depor que culminó con un par de manos de Guaita, y una contra del Getafe que finalizó en un córner y del que vino el segundo gol del Getafe en un grave error de la zaga del Depor. Y por supuesto, unos minutos antes, Clos Gómez decidía dejarse notar y expulsaba a Borges con una segunda amarilla muy rigurosa que le quitó las pocas oportunidades que le quedaban al Depor (si bien es cierto que probablemente no hubiera cambiado el signo del encuentro).
Quedan dos finales, solo esperamos que nuestro equipo así las considere…
Una ciudad, un sentimiento
FORZA DEPOR,  VIA 21NOTICIAS

"HAY" LA ANSIEDAD

Luis Alberto, que fue de más a menos por falta de ritmo, se lamenta quintana
Luis Alberto, que fue de más a menos por falta de ritmo, se lamenta quintana

El Deportivo se abona a los ansiolíticos para el final de campaña. Anclado en los 39 puntos y con cuatro de renta sobre los puestos de descenso, se complicó la vida ante un Getafe al que revivió en una contienda marcada por el nerviosismo local.
El de ayer fue un nuevo episodio de impotencia física y mental experimentada por un equipo que ha ido de más a menos en la temporada y que se enfrenta a un calendario de rivales ‘Champions’ —Villarreal y Real Madrid— en las dos últimas tiradas del campeonato.
El contundente 0-2 frente a los ‘azulones’ deja, así mismo, al entrenador Víctor Sánchez del Amo en el alambre, víctima de  una racha de malos resultados y de un vestuario que lo están devorando desde el mes de enero.
Los deportivistas lo intentaron en los compases iniciales del encuentro, encomendándose a la calidad de un Luis Alberto que regresaba al once tras lesión y que testó la fiabilidad de Guaita con una rosca excepcional que el meta getafense envió a saque de esquina en el minuto 6.
El gaditano regaló varios destellos técnicos a la grada pero fue perdiendo peso con el paso de los minutos. Lógicamente, le pesó su inactividad.
A falta de un patrón de juego satisfactorio que se añora ahora más que nunca —cuando los resultados no maquillan las carencias tácticas—, la escuadra herculina se aferró al estado de forma de Fede Cartabia.
Con una marcha más que el resto de sus compañeros, el argentino protagonizó numerosas galopadas, conducciones y disparos con los que intentó sorprender a un inspirado Guaita.
Lucas Pérez armó su fusil al filo de la media hora del encuentro pero el punto de mira lo traicionó por centímetros en dos ocasiones. El conjunto coruñés, sin recompensa en el marcador a su iniciativa, acumulaba cansancio y sumaba una tarjeta innecesaria de Borges, que a la postre resultaría fatídica. El Getafe soportaba el acoso inicial blanquiazul y se iba encontrando más cómodo de modo paulatino hasta el punto de que Sarabia, Álvaro Vázquez y Pedro León se atrevían a merodear en el área de Manu.
En el minuto 40 una jugada de ida y vuelta cambió el rumbo del encuentro por completo: de un pase interior de los ‘Zipi-Zape’ entre Luis Alberto y Lucas, que por centímetros no encontró rematador en el de Monelos, se pasó a una contra de manual en la que Sarabia asistió para León, que dribló a Fernando Navarro con relativa comodidad para adentro y envió con la izquierda a la red, sorprendiendo a Manu.
El tanto ‘azulón’ fue un auténtico jarro de agua fría para un Deportivo al que se le comenzaron a reaparecer los fantasmas de la segunda vuelta.
El paso por los vestuarios no surtió el efecto deseado y el respetable de Riazor comenzaba a desesperarse en sus butacas, revisionando la película de la impotencia del club en 2016.
Víctor Sánchez del Amo no movió ficha en el intervalo y siguió confiando en los mismos; Fede dispuso de una falta al borde del área en la que hizo volar al arquero visitante, mientras que Borges rozó la diana en una de las escasas jugadas trenzadas en el segundo acto.
Con Fede volcado, siempre vertical, Cani y Juanfran entraron en el 60’ para intentar revolucionar el envite pero solo tres minutos más tarde una ingenuidad de Borges lo enviaba al vestuario por doble amarilla tras un enganchón absurdo en la medular con Vergini. Frustración.
A partir de este instante, el ‘más difícil todavía’. Con más corazón que cabeza y con un fútbol basado en arreones los blanquiazules se volcaron, asumiendo los riesgos de espacios kilométricos dejados a su espalda.
Fundidos por la inferioridad numérica y la erosión propia de un conjunto incapaz de reaccionar, los futbolistas herculinos se desplomaron en el último cuarto de hora. A la salida de un saque de esquina en el 84’ Vigaray desnudaba las carencias de Manu y sentenciaba. Riazor fue un clamor. Papelón para el Consejo.VIA IG.