Dos partes y dos equipos distintos, algo parecido a lo que pudo verse el viernes en Viveiro. De nuevo, alta posesión de balón combinada con una circulación fluida, pero esta vez con mayor contundencia ante la portería. Y con mayor acierto. Lo confirmó Lassad nada más comenzar el encuentro ante el Vilalbés con el que los blanquiazules se despidieron de la localidad lucense en la que han permanecido durante la última semana concentrados: desmarque hacia la espalda de los defensas y pase de Álex Bergantiños para que el delantero batiese al portero local en la salida.
Oltra arrancó el partido con los mismo once que iniciaron el encuentro contra el Viveiro dos días antes, con las excepciones de Aranzubia en la portería, Álex Bergantiños en el centro del campo y Lassad en la punta. El guión, sin embargo, cambió. De nuevo se encargó de demostrarlo Lassad. Siguiente jugada de peligro y segundo gol del tunecino en su cuenta particular, que anotó desde dentro del área mediante un disparo cruzado ante la salida de José Ángel.
El equipo de Oltra se movía por entonces al ritmo que marcaban Jesús Vázquez, sobre todo, y Valerón. El canario incluso aparcó sus labores creativas en un par de jugadas para introducirse en el área intercambiando la posición con Lassad, ya por entonces con algunos síntomas de molestias. El tercero de los goles deportivistas llegó sin embargo de un disparo desde fuera del área. Jesús Vázquez recogió un rechace y con su pierna derecha golpeó el balón de tal modo que se introdujo en la portería del Vilalbés por la derecha del portero. La primera parte prácticamente murió ahí, y con ella también el modo en el que se desplegó el Deportivo durante la primera mitad.
Aún habría tiempo para otros dos goles más -obra de Riki y Juan Carlos- y para que el Vilalbés también consiguiera batir a Aranzubia, pero faltaban ya las diagonales de Salomão. De nuevo el menudo extremo fue de los más activos . Siempre que tuvo la ocasión, y cuando Ayoze no le ofreció una alternativa de pase en la banda, encaró a sus defensores y trató de irse hacia el centro para desde ahí disparar a puerta con su pierna derecha. Incluso conectó un remate de cabeza elevándose sobre su marcador que sacó el meta José Ángel con una gran estirada cuando el balón ya se colaba pegado al larguero. La posesión se mantuvo inalterada durante la segunda parte. También la circulación de la pelota, aunque quizás sin la misma velocidad. Lo que sí se resintió fue la contundencia ante la portería y el número de remates que conectaron los recambios en comparación con los once titulares. De momento, Riki se destaca como el pichichi blanquiazul, con tres goles en dos partidos.fuente la opinión
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