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viernes, 27 de mayo de 2011

TRENTA AÑOS DE HISTORIA BLANQUIAZUL












Los últimos veinte años quedarán grabados para siempre en la memoria del deportivismo, en la retina de muchos que los disfrutaron directamente, pero ahora tocó dar un paso atrás. El Deportivo volvió a la categoría en la que estaba cuando Augusto César Lendoiro se hizo con la presidencia. Hace este verano 23 años. Justo tras la temporada en la que Vicente marcó en el tiempo extra el gol que salvó al equipo del descenso a Segunda División B, en un dramático encuentro frente al Racing de Santander. Fue el primer paso hacia lo que fue el equipo durante los últimos veinte años. Pero en esa misma década, sin necesidad de irse más atrás, el club coruñés vivió otros momentos difíciles, en especial aquellos en los que se quedó a las puertas del éxito: el ascenso a Primera o la final de la Copa del Rey.

En la década anterior el equipo blanquiazul escribió parte de las páginas más tristes de la historia con los descensos consecutivos a Segunda y Tercera División. En la campaña 1972-73 se produjo el último descenso a Segunda -hasta el de este año- y un año después sufrió otro golpe al bajar a Tercera por primera vez en su historia. El retorno fue inmediato, pero cinco temporadas después el descenso volvió a llamar a la puerta de Riazor. Esta vez, a Segunda B. El consuelo fue que el Celta fue uno de los compañeros de viaje a la categoría de bronce. Ambos, célticos y deportivistas, mostraron su supremacía y recuperaron su sitio en Segunda División.

Fueron diez años consecutivos en la categoría de plata, en el transcurso de los cuales el cuadro blanquiazul rozó el ascenso en alguna que otra temporada. Se daba por hecho en la campaña 1982-83. Un empate en la última jornada bastaba a los coruñeses para subir. El choque se disputó en Riazor ante el Rayo Vallecano, el rival del último ascenso a Primera División -el partido del gol de Beci-, que ganó 1-2. El Mallorca fue el beneficiado, igual que sucedió esta temporada. Había perdido su encuentro y daba por hecho que el Dépor vencería en Riazor. Los jugadores estaban desolados en el campo del Castilla y ahí se enteraron de la derrota blanquiazul y su ascenso.

En la temporada 1986-87 también estuvo cerca. Fue segundo en la clasificación general, pero ese año había que disputar un play off, en el que el Deportivo se vio claramente perjudicado. Todo empezó con el partido contra el Celta en Riazor, donde los olívicos vencieron (0-1) con un gol de penalti, tras una falta a Alvelo a dos metros del área. Díaz Vega era el árbitro. Hubo bronca en la grada y el club coruñés fue obligado a disputar sus dos partidos restantes fuera de su campo. El ascenso se esfumó otro año más. La temporada había comenzado de forma trágica, con la repentina muerte de Sagarzazu, y concluyó de forma dramática.

Y llegó la campaña clave, 87-88, una temporada que se puede considerar trampolín pues fue la que supuso el despegue de la entidad coruñesa hacia lo que fue en estos últimos 20 años. El equipo pasó de luchar por el ascenso a jugarse la permanencia en la última jornada ante el Racing en Riazor. En el tiempo extra marcó Vicente el gol del triunfo, el de la salvación. El que ponía el cierre a una temporada aciaga. La había iniciado Eusebio Ríos en el banquillo y la acabó Arsenio Iglesias, tras un periodo intermedio de Luis Rodríguez Vaz al frente del equipo. También hubo tres presidentes. Lo mejor es que fue el año en el que surgieron José Ramón y Fran, a quienes Vaz dio la alternativa en el primer equipo.

Desde ahí empieza la crónica de la historia reciente de la entidad. Con la llegada de Augusto César Lendoiro a un club que agonizaba económicamente -debía 472 millones de pesetas- y que se encontró con el apoyo de toda la ciudad y todas las instituciones. Camina o revienta era el lema. El equipo caminó. Y en su recorrido se encontró con obstáculos. El primero se lo topó en la temporada 88-89. El equipo se había metido en semifinales de la Copa del Rey. Ganó en Riazor al Valladolid (1-0). En la vuelta el equipo pucelano le dio la vuelta al marcador con la permisividad de Soriano Aladrén. Hubo codazo de Fernando Hierro a Fran, falta en el segundo gol, hubo de todo para evitar que los blanquiazules jugasen la final y se metiesen en la Recopa, porque el otro finalista, el Madrid, ya era campeón de Liga. La otra piedra en el camino surgió en la temporada siguiente: el Tenerife en la promoción. Hubo empate en la isla (0-0), con un parcial arbitraje de Ramos Marcos, y victoria canaria en Riazor (0-1), justa y sin paliativos. Un curso después, temporada 1990-91, llegó el ascenso. Con sufrimiento, cómo si no. El Murcia había sido líder durante todo el ejercicio, pero la derrota en Riazor, con dos goles de Stojadinovic, lo relegó al tercer puesto. El Deportivo asciende como subcampeón, por detrás del Albacete. Después, llegan Bebeto, Mauro, Djalminha, los títulos, Europa, pero ante todo se mantiene el hombre clave que aparece en toda esta historia: Fran.fuente la opinion

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