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jueves, 19 de enero de 2012

EL DEPORTIVISMO Y RIAZOR UNIDOS






  La ciudad de Coruña vive, prácticamente desde el minuto siguiente a certificarse el drama del descenso, en una fiebre blanca y azul, como si se viese inmersa en las llamas de un primer amor reencontrado años después, tan fuerte que ni las arrugas (Caparrós) ni los kilos (Lotina) pudieron extinguir. Hoy son ya 24.888 los socios, según cifras oficiales del club. Así pues, solo faltan 112 abonos para alcanzar la mágica cifra de los 25.000, inédita desde los años de gloria de Irureta, Naybet, Djalminha y Makaay y compañía, en la primera mitad de la pasada década.
Uno de los rasgos definitorios de muchos de esos 24.888 socios del Deportivo es la juventud. Se trata de algo muy positivo para el club, ya que convierte al graderío, partido tras partido, en uno de los más coloridos y animosos del fútbol español. Por contra, los nuevos tiempos han llevado a que aficionados tan pintorescos (y fieles) como Manolo el del bombo, o la popular Abuela del Betis sean, cada vez más, una 'rara avis' en los campos del fútbol español. Y Riazor no es una excepción.
Pocos, por no decir ninguno, son ya los que recuerdan nombres como los de Gamborena, Chousa, Bertorella o Ferreiro, los incondicionales de una época en la que los asistentes al estadio eran como una gran familia. Hinchas de un tiempo en el que hasta los entrenadores contaban con ellos para elaborar las alineaciones. Cuentan que Irulegui, Naya Mella e incluso el mismísimo Arsenio Iglesias se acercaban a ellos para pedirles consejo técnico y táctico, adquirido en miles de horas devorando fútbol en unos gallineros que nada tienen que ver con la comodidad del actual Riazor. fuente VAVEL.COM  @XALOMONTE

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