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lunes, 25 de abril de 2011

ERA DEMASIADO BONITO













Quedan cinco jornadas y al Deportivo le sigue haciendo falta un triunfo para seguir en Primera. Lo de ganar ayer en Alicante y conseguir el objetivo un mes antes del final de la competición era demasiado bonito para ser cierto. Y lo peor no es que los coruñeses no sellasen la permanencia, sino que el Hércules, que ayer podía quedar tan descartado para la salvación como el desahuciado Almería, se tomase un respiro que le hace creer que no descender es posible (1-0).
Con la excepción de Juan Rodríguez en lugar del lesionado Antonio Tomás, Lotina repitió el equipo que había vencido al Racing en Riazor siete días antes. Y lo cierto es que los coruñeses salieron a matar. Xisco pudo hacer un par de rotos en los primeros minutos, pero le perdonó la vida al Hércules de Djukic, que con el paso de los minutos se lo empezaba a creer y comenzaba a gustarse.
En el primer acto, el Dépor se hizo fuerte atrás sin renunciar al ataque. El Hércules llegaba al área de Aranzubia, pero no concretaba. Los alicantinos pidieron dos penaltis, uno por una supuesta falta de Manuel Pablo sobre Drenthe, y otro por mano, pero el colegiado debió pensar que ante el vicio de pedir está la virtud de no dar. De penaltis, nada.
La lesión de Manuel Pablo le hizo a Lotina gastar un cambio antes del descanso para dar entrada a Laure. Además, a los pocos minutos de la segunda parte, cuando más atacaba el Hércules, sacrificó a Xisco para dar entrada a Juan Domínguez, en busca de más posesión.
En una de las llegadas del Hércules, cuyo ataque estaba liderado casi siempre por Kiko, que ayer hizo un gran encuentro, Tiago se anticipó a la defensa blanquiazul y anotó el gol de la victoria local.
Con todo perdido, Lotina retiró del terreno de juego a Rubén Pérez para que Adrián López le diese más presencia al Dépor en ataque. Los gallegos tuvieron alguna ocasión, aunque Trezeguet desperdició la más clara, al no definir cuando estaba solo en el área blanquiazul.
Al final, el Deportivo apeló a la épica, con Aranzubia buscando el gol en las últimas jugadas de ataque. Pero los milagros no suelen repetirse, y ayer tampoco. El sábado, ante el Atlético, otra final. fuente xornal

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