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lunes, 18 de octubre de 2010

EL REFERENTE DE LOS CORUÑESES











"El Deportivo celebra su vigésima temporada consecutiva en la primera división de la que es considerada la mejor liga del mundo. Una permanencia de dos décadas que, ya de por sí encomiables, cuentan además con los mayores triunfos logrados por el club en su historia. Pero la temporada ha comenzado con inquietud entre los aficionados, porque el equipo es por primera vez último en la clasificación y, sobre todo, por el poco juego que es capaz de ofrecer.

El presidente Augusto César Lendoiro achaca la mayoría de los males actuales del club al hecho de haber quedado fuera de la Champions League, lo que supuso un duro revés económico en tiempos de restricciones generalizadas. El entrenador, Miguel Ángel Lotina, perfectamente integrado en el club, se encuentra este año con una plantilla en la que hay siete nuevos jugadores, refuerzos basados en la juventud, a excepción del paraguayo Morel y el francés Desmarets, también jóvenes, que aún no han conformado ese bloque que se planeaba en la pretemporada. A esto hay que añadir una suerte de maleficio que atrapa al conjunto en una enconada racha de lesiones, incrementada esta semana con las de Juca y Guardado, ambos con problemas musculares.

Existen, así pues, razones para la inquietud sobre la marcha del equipo. Por eso vuelve a llamar la atención el comportamiento de la afición. El gesto de los 150 seguidores deportivistas, componentes de la peña Riazor Blues, que se desplazaron el pasado martes a Abegondo para animar y vitorear a los jugadores en un entrenamiento, constituye no sólo una imagen atípica en el mundo del fútbol, sino una prueba más del compromiso de los seguidores blanquiazules con su club y sus futbolistas.

Esa afición no olvida aquel partido prodigioso con el enorme Milan en los cuartos de final de la Liga de Campeones (4-0), retiene en su memoria los goles de Donato y Mackaay en el último partido de la temporada 1999-2000, que supusieron el título de Liga, el asalto al Santiago Bernabéu para conquistar la segunda Copa el día del centenario del Real Madrid o las lecciones de fútbol impartidas ante el Barcelona o el Manchester, y, por qué no, el penalti fallado de Djukic, que también forma parte de la historia y cuya enseñanza no fue otra que lo mucho que cuesta triunfar. En una palabra, que el Deportivo es, además de un club, un referente emocional de los coruñeses, y de ahí su apoyo incondicional.

"Al comenzar la actual temporada, LA OPINIÓN advertía de que el futuro del Deportivo debe cimentarse en un plan que implique a la masa social y a los estamentos de A Coruña que de verdad creen en la viabilidad del proyecto del club, como parte de una estrategia que, al mismo tiempo, aísle a quienes, desde ficticias posiciones objetivas, buscan depredar a la entidad blanquiazul por no plegarse a sus deseos. En un momento de dudas e inquietud sobre el futuro del equipo como el actual y en plena regeneración económica, esa unidad entre el club y su masa social se antoja más imprescindible que nunca para dar tranquilidad y estabilidad a la institución y a los jugadores.

Por eso el auténtico aficionado deportivista se siente orgulloso del gesto de los más jóvenes esta semana en Abegondo. Al Dépor le debemos no sólo una Liga, dos Copas del Rey y tres Supercopas, sino también que miles de aficionados de todo el mundo sitúen en el mapa a A Coruña.

El presidente y el entrenador admiten que la situación actual del equipo resulta "preocupante, pero no es dramática" y los seguidores ya contestaron el otro día: 'Unión y compromiso'. Y anunciaron el sistema apropiado para ganar el primer partido, el de hoy frente a Osasuna: 'Todos a una'. Efectivamente, los aficionados tienen razón. Ahora, más que nunca, todos debemos estar con el Deportivo".

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