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viernes, 24 de septiembre de 2010
UN UNICO GOL UNDE AL DEPORTIVO
Un único gol de Nilmar, el artillero del Villarreal, fue suficiente para que el Deportivo encajase la primera derrota de la temporada y ahora mantenga a cero en la clasificación únicamente el casillero de victorias. Mereció más el equipo coruñés, que mandó en la primera mitad del acto inaugural del encuentro; sin embargo el gol del brasileño lo dejó a merced de los locales, que no supieron sentenciar y se encontraron en la vuelta al campo con un cuadro blanquiazul en plan mandón, que se hizo dueño del balón y de todo el terreno de juego, excepto de la zona de remate, donde los amarillos se impusieron con claridad. Dominaron los deportivistas, con el riesgo de las contras que lo pudieron sentenciar, y llegaron al área contraria, pero les faltó lo ya habitual y básico: pegada. Lo que decide los partidos. Pese a las numerosas novedades. Es como los bravucones, amaga pero no pega.
La llegada del otoño trajo consigo algo más que una revolución en el once del Deportivo. Miguel Ángel Lotina cambió medio equipo con respecto al que salió de inicio frente al Getafe el pasado lunes —Laure, Juca, Juan Rodríguez, Desmarets y Saúl—, todos previsibles excepto el asturiano, ya que su presencia supuso que Guardado se quedase en el banquillo. Impensable antes del partido, pero ya lo había anunciado el técnico: habrá al menos un cambio por puesto. Vaya si los hubo. El haber jugado el pasado lunes y tener que hacerlo de nuevo pasado mañana influyó sobremanera en la decisión del entrenador vasco. La única duda que había antes de que el balón echase a rodar era saber dónde se ubicaba Juan Rodríguez. Todo se aclaró en nada, en menos de treinta segundos, cuando el malagueño galopó en ataque, por la banda izquierda, desde donde centró a Saúl, cuyo remate a cinco metros de la portería evitó Joan Capdevila enviando la pelota a córner.
Fue un comienzo prometedor. Parecía que, además, con continuidad, ya que a los doce minutos Saúl protagonizó por la derecha una acción similar en la que Musacchio corta antes de que llegue Desmarets. Incluso hubo una acción en el área en la que Juan Rodríguez recibe una patada en la cara del central amarillo, similar a la que supuso el segundo penalti el pasado lunes en Riazor. El cuadro coruñés tenía presencia en el campo y en el área del Villarreal. La referencia de Juan Rodríguez por detrás de Adrián surtía efecto. El malagueño llegó a todos los balones, por abajo y por arriba, y los movía con criterio a las bandas, pero el desgaste al que se vio sometido en tareas defensivas fue minando poco a poco sus fuerzas y los locales empezaron a manejar la pelota con mayor comodidad ante la falta de presión sobre su retaguardia, zona desde donde iniciaron la gestación de todas sus jugadas.
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