
El Villarreal está concebido para brillar. Y, cuando sus estrellas se encuentran todas en estado de gracia, el fulgor es tan espectacular que termina por cegar a su adversario. El Depor de El Madrigal fue un equipo serio pero sigue careciendo de un hombre que infunda respeto arriba. Bastantes peloteros pero poca pegada. Un problema que también acucia a los de Garrido que, con superior calidad, llegan en oleadas de mayor frecuencia a la portería rival y así parece necesario que la victoria no caiga del lado castellonense.
Y más cuando el sistema defensivo amarillo fue, esta vez, impecable. Senna estuvo soberbio y Marchena fue el de sus mejores tardes. Pero es inevitable otorgarle más protagonismo a los jugones. Cazorla ha dicho hasta nunca a sus problemas lumbares y fue una pesadilla para la escuadra blanquiazul. Nilmar, Borja y Rossi también hacían daño y, sin embargo, quien tuvo la primera ocasión de adelantarse fue el Depor, pero el centro de Saúl lo envió Desmarets a las nubes con todo para marcar. Lo pagaron caro los de Lotina pues, tras un disparo de Rossi que lamió el poste, Nilmar no perdonó y batió a Manu con un tiro preciso que pegó en el palo y se fue para adentro.
En la segunda mitad, salvo una ocasión de empatar de Juan Rodríguez, continuó el monólogo del Submarino e incluso Cazorla pudo hacer el 2-0 pero Manu se lució en el 92'.
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