Translate

domingo, 21 de marzo de 2010

MAL PARTIDO DEL DEPOR Y 0-2












Tarde lluviosa, poco público y un rival, el Valladolid, que no es precisamente uno de esos equipos que llenan estadios. No se daban las condiciones objetivas para que ayer se viese un gran espectáculo en Riazor en el partido del Dépor, y los aficionados que acudieron a comprobarlo sabían que se podían encontrar con un partido de esos en los que no hay demasiado fútbol. Pero seguro que nadie imaginaba que el equipo coruñés iba a vender tan barata su derrota ante un rival que ayer cogió oxígeno en su lucha por la salvación. Porque en juego estaba el objetivo europeo y el sueño de la Champions, que ayer parecía no interesar a ninguno de los jugadores que defendieron, aunque no demasiado, la camiseta del equipo deportivista. Porque un equipo cuya base es el trabajo no puede permitirse realizar partidos como el que se pudo ver ayer.

No hubo que esperar mucho para comprobar que los herculinos no tenían su mejor tarde. Ya en el primer minuto, Lopo cometió un error tan infantil como absurdo, al regalarle el balón al rival en el interior del área tras una cesión para Aranzubia que llevaba mucho peligro. Los pucelanos no aprovecharon esta concesión, ni muchas otras que vendrían después, y aún así ganaron por 0-2 en uno de sus partidos más cómodos de toda la temporada. Seguramente el que más, junto al de la primera contra el Dépor, en el que también ridiculizaron a la escuadra gallega y se impusieron por goleada.

A lo largo del encuentro, las pérdidas de balón innecesarias del Deportivo, los errores en defensa y el juego plano, o inexistente, en ataque, eran una constante. Y cerca del descanso, llegó el primer tanto visitante, tras un error en cadena de la zaga herculina. Primero, por no defender bien un saque de banda y regalar una opción de ataque al Valladolid, y después, por no saber alejar del área un balón peligroso, en una acción en la que Juan Domínguez pecó de falta de contundencia. Tras un disparo repelido por Aranzubia, el balón le cayó en la frontal a Nauzet, que lanzó un trallazo y marcó sin oposición.

Si alguien pensaba que el gol en contra serviría para que el Dépor despertase, estaba muy equivocado. El equipo no dio en ningún momento la sensación de poder reaccionar y darle la vuelta al partido. Lotina movió el banquillo en busca de soluciones, algo que tampoco es sencillo cuando ya afrontaba el partido con numerosas bajas. Aún así, las ausencias no justifican la derrota, ni mucho menos la actitud ayer del conjunto coruñés, porque si un equipo quiere estar en Europa debe saber afrontarlas. El primero en entrar fue Pablo Álvarez, que ayer no fue el revulsivo, y también entrarían Bodipo y Mista, que acompañaron a Adrián en ataque en la parte final del choque. Tres delanteros en liza, pero ayer se demostró que no por jugar con más puntas se ataca más.

El Dépor ni siquiera apretó al final, por lo que el Valladolid nunca vio peligrar su victoria. Incluso, los blanquivioletas aumentaron su ventaja en el tiempo añadido, con un tanto de Medunjanin, que superó en una contra a Aranzubia y anotó el segundo gol. Al final, silbidos en Riazor. Más que merecidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario