El Deportivo sigue a la deriva, ahora en Segunda División B, y ha puesto en peligro, incluso, su clasificación para poder optar al ascenso en la segunda fase de la temporada, objetivo que depende de acabar el primer tramo del campeonato en el podio de su subgrupo.
De momento, es tercero, pero por coeficiente (puntos por partido), perdería esa posición, algo que podría resultar decisivo en el caso de superar la mitad de la fase regular (hay que disputar un mínimo de 13 partidos y van 11) y que la competición se tuviera que suspender por la pandemia.
Tras haber empezado con siete partidos sin perder y líder de su subgrupo la temporada de su regreso a la categoría de bronce casi 40 años después, las malas sensaciones que ya estaba transmitiendo en el terreno de juego y los primeros tortazos del curso pusieron fin a la etapa de Fernando Vázquez en el banquillo.
Su segundo periodo al frente de la plantilla blanquiazul finalizó, en Liga, con las derrotas ante el filial del máximo rival regional, el Celta de Vigo, en Riazor (1-2) y el Zamora a domicilio (1-0), además de la eliminación copera ante un rival de Primera División, el Alavés, frente al que, curiosamente, sí estuvo a buen nivel.
El cambio de titularidad en el banquillo no ha dado resultado por ahora. Al contrario, las sensaciones han ido a peor, aunque todo proyecto necesita tiempo para asimilar las nuevas ideas y automatismos que se pretenden imponer. De hecho, el propio entrenador del Compostela, Yago Iglesias, pidió un margen de maniobra para el staff deportivista, consciente de las modificaciones que pretende introducir De la Barrera.
Inicios
El técnico recordó tras la derrota ante el Compostela que no ha habido inicios fáciles, que siempre son complicados, que surgen piedras en el camino. Las primeras no tardaron en aparecer y, según dijo en la sala de prensa de Riazor, no le van a alterar el rumbo que tomó al hacerse cargo del banquillo deportivista.
El equipo coruñés lleva cinco partidos sin ganar (dos puntos de quince posibles) y no ha marcado ni un gol en 2021. Se quedó a cero en la Copa del Rey ante el Deportivo Alavés (0-1), y tampoco vio puerta ante el Zamora, el Salamanca y el Compostela. Sus últimos goles llegaron en la Copa ante El Ejido 2012 y, previamente, en la Liga frente al filial del Celta de Vigo en Riazor.
Más allá de la ausencia de goles, el problema principal es su baja producción ofensiva. Las ocasiones generadas han sido mínimas, sin apenas disparos entre los tres palos.
En el último partido, tras un error de su rival, Claudio Beauvue perdonó un mano a mano con un remate flojo y centrado justo antes de que el Compostela se adelantara.
Además, ha perdido la solidez defensiva, la seguridad que transmitía su portero, Carlos Abad, que también falló ante el Compostela en el segundo gol, o la fiabilidad del canterano Mujaid Sadick, que fue expulsado ante los santiagueses.
Rendimiento individual
Los jugadores, muchos de ellos con pasado en Primera y Segunda División, algunos internacionales con sus selecciones, no han estado a la altura en el terreno de juego y el equipo ha tenido más lesiones que nunca en los primeros meses de una temporada que los deportivistas tienen que reconducir.
Todo eso ha llevado al deportivismo a preguntarse si el equipo ha tocado fondo. Dar una respuesta concluyente, vista la cantidad de veces que se ha planteado esa cuestión en los últimos tiempos, parece atrevido. El equipo no ha dejado de sorprender para mal.
La situación económica del Deportivo, a pesar de la inyección económica de la entidad financiera Abanca, su dueño desde hace unos meses, le obliga a regresar cuanto antes al fútbol profesional, objetivo que se le ha complicado, aunque está a tiempo de reconducir. Quedan siete jornadas por delante para no desviarse del camino a Segunda.
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