Curiosamente ambos clubes clausuraban la campaña 16-17 en el estadio de Riazor en medio de un ambiente enrarecido en el entorno de las dos entidades.
A pesar de que ambos llegaban al duelo final de la Liga salvados de modo matemático, tanto gallegos como canarios habían penado en la segunda vuelta de la competición.
El Deportivo, ya con Pepe Mel en el banco tras haber relevado a Gaizka Garitano, llegó a la orilla de la permanencia en Villarreal (0-0) en la jornada 37, con unas últimas diez jornadas para el olvido: seis derrotas, tres igualadas y solo una victoria (ante el Málaga).
El Deportivo, ya con Pepe Mel en el banco tras haber relevado a Gaizka Garitano, llegó a la orilla de la permanencia en Villarreal (0-0) en la jornada 37, con unas últimas diez jornadas para el olvido: seis derrotas, tres igualadas y solo una victoria (ante el Málaga).
Por su parte, la nave ‘pío-pío’ que entonces patroneaba Quique Setién desesperaba también a sus adeptos después de haber firmado una primera vuelta de fábula, que permitía a los más osados soñar con Europa, para a continuación emborronarla con una serie final de diez encuentros, con un balance desastroso de ocho derrotas, un empate y un solo triunfo.
Ambiente enrarecido
Hastiado por el sufrimiento de una campaña con un final decepcionante, un sector del deportivismo decidió dar la espalda a su club en señal de castigo a un año sin ambición en el terreno de juego.
Hastiado por el sufrimiento de una campaña con un final decepcionante, un sector del deportivismo decidió dar la espalda a su club en señal de castigo a un año sin ambición en el terreno de juego.
De este modo, la grada de Marathón Inferior expresó su frustración con silencio y cemento.
Una ‘huelga de animación’ que no fue secundada por otros hinchas blanquiazules, que dieron por buena la salvación e incluso decidieron celebrarla con una ola, al más puro estilo estadio Azteca en México’86.
Un gesto muy criticado a posteriori en redes sociales por quienes consideraban que el club debió haber finalizado la Liga en una posición mucho más cómoda de la que finalmente ocupó en la tabla, la decimosexta (36 puntos).
Desde aquel entonces, Depor y Las Palmas han padecido un declive progresivo muy similar, viéndose ambos clubes relegados a la Segunda División la pasada campaña cuando disponían de potencial a priori suficiente para al menos salvar los muebles.
En la presente liga 18-19 los dos partían como máximos favoritos a regresa a la élite; con el segundo y tercer mejor tope salarial de la Liga —solo superados por el Málaga—, están sufriendo para mantenerse en la zona de privilegio.
En la presente liga 18-19 los dos partían como máximos favoritos a regresa a la élite; con el segundo y tercer mejor tope salarial de la Liga —solo superados por el Málaga—, están sufriendo para mantenerse en la zona de privilegio.
El Depor navega quinto, con 49 puntos —a cuatro de ascenso directo—; Las Palmas es undécimo, con 38 unidades
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