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domingo, 18 de febrero de 2018

UNA PRIMERA PARTE BUENA Y UNA SEGUNDA DESASTROSA ASI !NO! DEPOR

Munir, el autor del gol de los vitorianos, cae con Bóveda en una jugada del partido en Mendizorroza | alfaquí
Munir, el autor del gol de los vitorianos, cae con Bóveda en una jugada del partido en Mendizorroza | alfaquí
La vida se le escapa a este Deportivo que partido a partido demuestra ser incapaz de levantarse de la lona. Da señales efímeras de poder reaccionar, como en la primera parte de Mendizorroza, bastante decente, pero cuando el Alavés aprovechó el descanso para recomponer piezas en el tablero, el conjunto coruñés se desplomó. Decepción tras decepción (nueve partidos sin ganar, 2 puntos de 27), el ánimo está por los suelos. Ni con tres delanteros en el césped y la voluntad de Bakkali hubo disparos entre los tres palos (a la madera se le fue uno al belga). Solo queda la esperanza de un milagro. Lo que más ha cambiado con Seedorf ha sido la virulencia de las derrotas. Ahora son por la mínima.
El holandés premió a los jugadores a los que había alineado en su debut. Repitió alineación con la excepción de Fede Valverde, que dejó su puesto por lesión y fue reemplazado por Guilherme. Al técnico le agradó la intensidad con la que se habían empleado sus futbolistas ante el Betis a pesar de perder por la mínima en un partido con poca posesión pero bastantes ocasiones para batir a lor verdiblancos y en el que los postes y un tanto de Loren amargó su estreno en los banquillos de LaLiga española.
Esa intensidad desapareció en los primeros minutos del partido de Mendizorroza, donde las piernas flaquearon cuando el balón echó a rodar. Para el Depor era una final por más que su entrenador no quisiera colgarle esa etiqueta al partido previamente. En juego, tres puntos para recuperar el pulso y el ánimo, el golaveraje particular e impedir que los vitorianos se escaparan definitivamente.
Seedorf no quería que la ansiedad pesara en la plantilla, pero lo hizo. El inicio del partido de Vitoria fue muy similar a tantos otros vistos por los cerca de medio millar de aficionados del Deportivo que se desplazaron al País Vasco y para el resto del deportivismo. La suerte comenzó sonriéndole al Deportivo. A los seis minutos, después de uno de los habituales errores defensivos del equipo herculino, Rubén Duarte estrelló el balón en la cruceta desde el área pequeña y segundos después Guidetti, desde la frontal, sin la oposición de Albentosa, remató desviado.
De los apuros y la suerte iniciales se pasó a una fase de dominio absoluto blanquiazul, con ocasiones claras para cambiar el resultado, pero sin fortuna ni puntería. La primera, antes de que se cumpliera el cuarto de hora la tuvo Albentosa. La pasividad del Alavés en defensa, similar a la del Deportivo, le dio tiempo al central blanquiazul para controlar el balón en el área y para armar el pie, pero cuando disparó, segundos después, ya tenía a un adversario encima.
Comprensible en el caso de un defensa, pero no en el de un delantero. El día después de que Seedorf respaldara al batallador Andone, el delantero demostró que es más efectivo en la brega que en la definición. El rumano no estuvo entonado con el balón. A centro de Bakkali le dio al aire en vez de conectar el balón.
Mala pata la de Andone y mala suerte la del belga. Ni fue correspondido por Andone en el centro ni tampoco cuando golpeó con sutileza el balón con una rosca cariñosa que el poste no quiso que entrara. El belga ha empezado la etapa de Seedorf en el banquillo con ganas de ganarse la continuidad en el once que no tuvo con otros técnicos. En Mendizorroza ayudó en la presión, luchó e insistió. Fue el que más peligro generó. Volvió a intentarlo a la media hora con un disparo por encima de la portería del Alavés. El Deportivo acabó el primer periodo sin disparos entre los tres palos.
La versión dominadora que ofreció el equipo coruñés en el primer tiempo desapareció tras el paso por el vestuario. Abelardo retocó piezas y ya nada fue igual. El guion cambió y los de Seedorf se aplanaron. El protagonismo pasó al Alavés, que empezó a buscar el gol. Rubén atajó las dos primeras llegadas del equipo vitoriano, pero el Alavés ya olía sangre. Ante este Depor es cuestión de insistir hasta que suene le flauta, que suele sonar tarde o temprano. En Mendizorroza pasó cuando quedaba menos de media hora Krohn-Dehli y Bóveda dudaron ante Munir, el ex del Barcelona vio a Rubén adelantado y se la enchufó por encima. Golazo sí; facilidades de la zaga y el portero, también. El Depor se bloqueó definitivamente a partir de ese momento. No dio señales de reacción. Los cambios de Seedorf tampoco ayudaron. Mosquera (acabó de central) por Krohn-Dehli, Borges por Bóveda y Cartabia por Bakkali. Mientras, Çolak veía desde la grada a un equipo sin fútbol.
Nada pasó en la recta final del partido. Esta vez, ni siquiera se atacó con el corazón, que apenas late por mucho que los aficionados lo intenten desfibrilar.VIA IG.

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