Hace unos días tuvimos la oportunidad de entrevistar a Florín Andone en la entrega del premio al mejor jugador de la pasada temporada de la Peña Don Bosco Pepe Guillín. Pudimos conocer muchos datos de un hombre que se ha forjado su camino, que no lo ha tenido nada fácil y que se ha forjado un carácter luchador, en el campo y en la vida. Esta es la historia.
Vamos a empezar por el principio, porque tenemos la oportunidad de preguntarle muchas vivencias personales. Lo primero Florin. Por fin llueve en Galicia ¿eh?
(Risas del público y del propio Andone). Sí. Se echaba de menos el agua. El año pasado no llovió mucho, este tampoco y se echaba de menos. Esperemos que todo sea en su medida, tampoco demasiado.
Naces en Rumanía, en una ciudad de 100.000 habitantes.
Sí, en Botosan.
¿Tú sabías que el siglo XIII el nieto de Gengis Khan visitó tu ciudad y se quedó por allí?
Buf, yo no me acuerdo (más risas entre el respetable).
Pues no es broma. Esa ciudad está muy cerca de Moldavia, de Ucrania, en la parte más Este de Rumanía. ¿Cuál es el primer recuerdo de tu infancia?
Muchas cosas. Cuando era niño me acuerdo de estar con las vacas, los caballos, gente de agricultura, la naturaleza, el bosque, correr como un niño loco. Tenía un campo de fútbol cerca y siempre estaba en él. El colegio estaba cien metros, la iglesia al lado... Mis recuerdos son esos, la naturaleza, ir a la iglesia todos los domingos porque me obligaba mi madre... Y siempre el fútbol, mi gran pasión. Mi padre, que nos obligaba a hacer deporte, nos llevaba a probar en los equipos de la ciudad... Son recuerdos preciosos. La gente, la agricultura... Es una gran diferencia con lo que hay en España.
Pero debe haber un parecido con el verde gallego. Me imagino tu pueblo con una montaña al lado, un río, campos enormes...
Sí... Verde, precioso, aunque en algunas zonas descuidado. Tuve una infancia muy bonita, que a día de hoy no la tienen los niños. Llevar la vaca al pasto... Me acuerdo con mucho cariño. Este verano estuve allí después de seis años y me hizo mucha ilusión.
El pueblo rumano, como el gallego, es eminentemente emigrante.
Rumanía es un país por desarrollar, está bastante lejos del nivel de España y la gente busca su mejoría de vida, más oportunidades, por eso se van a otros países buscando ese sueño para sus familias. Es lo que me pasó a mí. Emigré con mi madre, gracias a Dios, y España para mí es mi país aunque me haya criado en Rumanía. Tengo todo aquí, novia, amigos, todo lo que me importa lo tengo aquí. Es un país en el que se vive bien, se come bien, sobre todo en Galicia, y me gustaría quedarme muchos años porque es donde quiero estar y me siento muy a gusto.
Llegas a España... Tiene que ser duro para un niño. Es un cambio tremendo.
Fue muy difícil. No sabía hablar. Era todo nuevo. Casa nueva, país nuevo. Somos niños y los niños no tienen maldad pero se dicen muchas cosas que te hacen daño... Me costó muchísimo, pero a base de esfuerzo y de empeño, de aprender el idioma, escribir bien, el fútbol, y poco a poco me abrí paso entre la multitud. Los primeros meses fueron difíciles pero luego me sentí muy cómodo. Sobre todo cuando tuve el idioma dominado.
Que los niños no tendrán maldad, pero alguno es ‘jorobado’. Me imagino que te habrán dicho lo de “oye, rumano de...”.
Sí. A veces son comentarios, te sientes más solo, no tienes una defensa de alguien que esté contigo, que te ayude, los niños tienen sus pandillas y es difícil entrar en el día a día, pero aunque me costó, hice mis amistades y no me arrepiento de nada. Fue un éxito total.
Castellón, Villarreal, Córdoba... Vaya equipos.
Sí, había equipos interesados cuando era juvenil, el propio Deportivo, el Valencia, el Villarreal, pero elegí a este último porque tenía muchas amistades allí al haber probado antes dos veranos. Fue una etapa bonita y me sirvió para aprender muchas cosas. Luego fue al Atlético Baleares, un equipo muy pobre, con jugadores de la isla, sueldos muy bajos... Íbamos al límite con todo y nos quedamos a nada de meternos en la fase de ascenso, pero fue un buen año porque volví a tener confianza en mí tras no haber tenido continuidad en el Villarreal. En la isla jugué mucho, metí goles y recalé en el Córdoba.
La gente te quiere allí con locura, te van a poner una calle.
(Risas). Sí, la gente me quiere muchísimo allí porque fueron dos años muy bonitos. Es un recuerdo para siempre porque allí debuté en Primera. También descendí, me metí un autogol contra el Depor aquí... Que debió ser clave para el fichaje (risas generales) y a los dos años fiché. ¿Te imaginas? Metes un gol y te dicen, “esta temporada no podemos pero para la próxima te fichamos” (y más carcajadas)... Luego jugué con Rumanía la Eurocopa, tuve que elegir entre eso o jugar la fase de ascenso por el Córdoba pero no pude estar con los dos por las fechas y yo estaba en la Eurocopa.
Y luego, al Depor...
Sí, esa historia ya la sabe todo el mundo. Al principio no me salían las cosas, no marcaba, pero nunca dejé de trabajar. Nunca dejo que el malestar se apodere de mí. Nunca dejo de trabajar y al final me salió una temporada bastante buena. Este año es un poco diferente. La situación ha cambiado bastante en cuanto a jugar o ser importante para el equipo pero esperemos que pronto se dé la vuelta a la tortilla y vuelva a ser el que era antes.
El que resiste, vence y tú lo haces.
Yo resisto.
También por lo que has tenido que pasar. Otros en el mundo lo habrán pasado mucho peor que tú, pero tú tienes lo tuyo.
Sí, está claro. Seguro. Nunca voy a bajar los brazos. Soy ambicioso, no me conformo con el mal o el normal. Quiero jugar, tener minutos y por eso no estoy cómodo y a gusto, pero eso no significa que no respete a mis compañeros. El malestar es conmigo mismo y siempre voy a ser a sí, con la mala hostia que tengo, con el carácter, porque si no sería otra persona distinta. Y eso no es ser mala persona, es una forma de ser.
El año pasado recibiste el trofeo también del dxt campeón, además del de hoy, de la Peña Pepe Guillín. Es evidente que hay unanimidad aunque te costó arrancar.
No sé por qué me cuesta tanto arrancar, siempre me pasa, no es que no quiera, es que no me salen las cosas y me cuesta. El año pasado me costó bastante la pretemporada porque mis compañeros llevaban más tiempo trabajando que yo y me costó adaptarme pero solo tengo palabras de agradecimiento para Garitano. Nunca me metió presión. Me decía que trabajara y que llegarían los goles. Cuando llegó el primer gol metí varios seguidos y no te puedes imaginar el alivio que sentí. Fue uno de los goles más feos que he metido en mi vida pero fue muy importante. Al final también con Mel acabé bien la temporada y aunque en algunos partidos no estuve bien creo que fue una buena temporada.
Doce goles son un buen número en Primera.
Creo que sí, tenía ese objetivo, confiaba en mí. Me decía “tranquilo, sigue trabajando, al final saldrá el sol”, y salió. Cuando no juegas el fin de semana es muy jodido, muy complicado, y al final todo fue satisfactorio.
Sin lesiones, algo importante.
Creo que me cuido mucho, no tengo lesiones, siempre suelo estar disponible, pero mi físico me acompaño y pude conseguir hacer una buena temporada. Es verdad que teníamos expectativas más altas pero al final conseguimos el objetivo, como creo que este año haremos también y acabaremos arriba.
Defíneme lo de arriba porque, sinceramente, con que haya tres peores...
Yo no me conformo con que haya tres peores. No me conformo. Tenemos un buen equipo, jugadores de mucha calidad y no nos podemos conformar. Tenemos que aspirar a algo más y creo que podemos quedar entre el 10 y el 12. Ni el Leganés es mejor equipo que nosotros, ni el Getafe... No. Lo vamos a hacer bien.
La realidad es que la enorme afición de Riazor está cansada de sufrir.
Es lógico, la afición del Deportivo es ejemplar. Siempre está ahí. No te mete la mierda encima. Te apoya, en las buenas y en las malas. Es de agradecer tener una afición así. Y en el club se hacen las cosas bien, por eso tenemos que creer, crecer, y tener ambición.
.
Coruña parece un sitio cómodo para un futbolista ¿no?
Sí. La calidad de vida, la gente. La afición, que no es jodida como alguna del sur que en las malas... Buf. Aquí he notado el respeto por los jugadores, el no agobiarte... La gente es muy respetuosa y eso no se paga ni con todo el dinero del mundo.VIA IG.
Vamos a empezar por el principio, porque tenemos la oportunidad de preguntarle muchas vivencias personales. Lo primero Florin. Por fin llueve en Galicia ¿eh?
(Risas del público y del propio Andone). Sí. Se echaba de menos el agua. El año pasado no llovió mucho, este tampoco y se echaba de menos. Esperemos que todo sea en su medida, tampoco demasiado.
Naces en Rumanía, en una ciudad de 100.000 habitantes.
Sí, en Botosan.
¿Tú sabías que el siglo XIII el nieto de Gengis Khan visitó tu ciudad y se quedó por allí?
Buf, yo no me acuerdo (más risas entre el respetable).
Pues no es broma. Esa ciudad está muy cerca de Moldavia, de Ucrania, en la parte más Este de Rumanía. ¿Cuál es el primer recuerdo de tu infancia?
Muchas cosas. Cuando era niño me acuerdo de estar con las vacas, los caballos, gente de agricultura, la naturaleza, el bosque, correr como un niño loco. Tenía un campo de fútbol cerca y siempre estaba en él. El colegio estaba cien metros, la iglesia al lado... Mis recuerdos son esos, la naturaleza, ir a la iglesia todos los domingos porque me obligaba mi madre... Y siempre el fútbol, mi gran pasión. Mi padre, que nos obligaba a hacer deporte, nos llevaba a probar en los equipos de la ciudad... Son recuerdos preciosos. La gente, la agricultura... Es una gran diferencia con lo que hay en España.
Pero debe haber un parecido con el verde gallego. Me imagino tu pueblo con una montaña al lado, un río, campos enormes...
Sí... Verde, precioso, aunque en algunas zonas descuidado. Tuve una infancia muy bonita, que a día de hoy no la tienen los niños. Llevar la vaca al pasto... Me acuerdo con mucho cariño. Este verano estuve allí después de seis años y me hizo mucha ilusión.
El pueblo rumano, como el gallego, es eminentemente emigrante.
Rumanía es un país por desarrollar, está bastante lejos del nivel de España y la gente busca su mejoría de vida, más oportunidades, por eso se van a otros países buscando ese sueño para sus familias. Es lo que me pasó a mí. Emigré con mi madre, gracias a Dios, y España para mí es mi país aunque me haya criado en Rumanía. Tengo todo aquí, novia, amigos, todo lo que me importa lo tengo aquí. Es un país en el que se vive bien, se come bien, sobre todo en Galicia, y me gustaría quedarme muchos años porque es donde quiero estar y me siento muy a gusto.
Llegas a España... Tiene que ser duro para un niño. Es un cambio tremendo.
Fue muy difícil. No sabía hablar. Era todo nuevo. Casa nueva, país nuevo. Somos niños y los niños no tienen maldad pero se dicen muchas cosas que te hacen daño... Me costó muchísimo, pero a base de esfuerzo y de empeño, de aprender el idioma, escribir bien, el fútbol, y poco a poco me abrí paso entre la multitud. Los primeros meses fueron difíciles pero luego me sentí muy cómodo. Sobre todo cuando tuve el idioma dominado.
Que los niños no tendrán maldad, pero alguno es ‘jorobado’. Me imagino que te habrán dicho lo de “oye, rumano de...”.
Sí. A veces son comentarios, te sientes más solo, no tienes una defensa de alguien que esté contigo, que te ayude, los niños tienen sus pandillas y es difícil entrar en el día a día, pero aunque me costó, hice mis amistades y no me arrepiento de nada. Fue un éxito total.
Castellón, Villarreal, Córdoba... Vaya equipos.
Sí, había equipos interesados cuando era juvenil, el propio Deportivo, el Valencia, el Villarreal, pero elegí a este último porque tenía muchas amistades allí al haber probado antes dos veranos. Fue una etapa bonita y me sirvió para aprender muchas cosas. Luego fue al Atlético Baleares, un equipo muy pobre, con jugadores de la isla, sueldos muy bajos... Íbamos al límite con todo y nos quedamos a nada de meternos en la fase de ascenso, pero fue un buen año porque volví a tener confianza en mí tras no haber tenido continuidad en el Villarreal. En la isla jugué mucho, metí goles y recalé en el Córdoba.
La gente te quiere allí con locura, te van a poner una calle.
(Risas). Sí, la gente me quiere muchísimo allí porque fueron dos años muy bonitos. Es un recuerdo para siempre porque allí debuté en Primera. También descendí, me metí un autogol contra el Depor aquí... Que debió ser clave para el fichaje (risas generales) y a los dos años fiché. ¿Te imaginas? Metes un gol y te dicen, “esta temporada no podemos pero para la próxima te fichamos” (y más carcajadas)... Luego jugué con Rumanía la Eurocopa, tuve que elegir entre eso o jugar la fase de ascenso por el Córdoba pero no pude estar con los dos por las fechas y yo estaba en la Eurocopa.
Y luego, al Depor...
Sí, esa historia ya la sabe todo el mundo. Al principio no me salían las cosas, no marcaba, pero nunca dejé de trabajar. Nunca dejo que el malestar se apodere de mí. Nunca dejo de trabajar y al final me salió una temporada bastante buena. Este año es un poco diferente. La situación ha cambiado bastante en cuanto a jugar o ser importante para el equipo pero esperemos que pronto se dé la vuelta a la tortilla y vuelva a ser el que era antes.
El que resiste, vence y tú lo haces.
Yo resisto.
También por lo que has tenido que pasar. Otros en el mundo lo habrán pasado mucho peor que tú, pero tú tienes lo tuyo.
Sí, está claro. Seguro. Nunca voy a bajar los brazos. Soy ambicioso, no me conformo con el mal o el normal. Quiero jugar, tener minutos y por eso no estoy cómodo y a gusto, pero eso no significa que no respete a mis compañeros. El malestar es conmigo mismo y siempre voy a ser a sí, con la mala hostia que tengo, con el carácter, porque si no sería otra persona distinta. Y eso no es ser mala persona, es una forma de ser.
El año pasado recibiste el trofeo también del dxt campeón, además del de hoy, de la Peña Pepe Guillín. Es evidente que hay unanimidad aunque te costó arrancar.
No sé por qué me cuesta tanto arrancar, siempre me pasa, no es que no quiera, es que no me salen las cosas y me cuesta. El año pasado me costó bastante la pretemporada porque mis compañeros llevaban más tiempo trabajando que yo y me costó adaptarme pero solo tengo palabras de agradecimiento para Garitano. Nunca me metió presión. Me decía que trabajara y que llegarían los goles. Cuando llegó el primer gol metí varios seguidos y no te puedes imaginar el alivio que sentí. Fue uno de los goles más feos que he metido en mi vida pero fue muy importante. Al final también con Mel acabé bien la temporada y aunque en algunos partidos no estuve bien creo que fue una buena temporada.
Doce goles son un buen número en Primera.
Creo que sí, tenía ese objetivo, confiaba en mí. Me decía “tranquilo, sigue trabajando, al final saldrá el sol”, y salió. Cuando no juegas el fin de semana es muy jodido, muy complicado, y al final todo fue satisfactorio.
Sin lesiones, algo importante.
Creo que me cuido mucho, no tengo lesiones, siempre suelo estar disponible, pero mi físico me acompaño y pude conseguir hacer una buena temporada. Es verdad que teníamos expectativas más altas pero al final conseguimos el objetivo, como creo que este año haremos también y acabaremos arriba.
Defíneme lo de arriba porque, sinceramente, con que haya tres peores...
Yo no me conformo con que haya tres peores. No me conformo. Tenemos un buen equipo, jugadores de mucha calidad y no nos podemos conformar. Tenemos que aspirar a algo más y creo que podemos quedar entre el 10 y el 12. Ni el Leganés es mejor equipo que nosotros, ni el Getafe... No. Lo vamos a hacer bien.
La realidad es que la enorme afición de Riazor está cansada de sufrir.
Es lógico, la afición del Deportivo es ejemplar. Siempre está ahí. No te mete la mierda encima. Te apoya, en las buenas y en las malas. Es de agradecer tener una afición así. Y en el club se hacen las cosas bien, por eso tenemos que creer, crecer, y tener ambición.
.
Coruña parece un sitio cómodo para un futbolista ¿no?
Sí. La calidad de vida, la gente. La afición, que no es jodida como alguna del sur que en las malas... Buf. Aquí he notado el respeto por los jugadores, el no agobiarte... La gente es muy respetuosa y eso no se paga ni con todo el dinero del mundo.VIA IG.
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