No hay manera. El día en el que el Depor juega bastante bien, en el que se marcan cuatro goles fuera de casa, en el que Andone sigue anotando y en el que los colegiados no influyen para nada en el resultado blanquiazul, llegan un par de distracciones, de errores puntuales en defensa de algunos futbolistas y te meten cuatro. Dos de ellos golazos, uno para el 2-1, que ya te noquea de por sí aunque quede mucho partido y otro para el 4-3, como en el día contra el Sevilla, con el tiempo cumplido.
La crueldad sigue siendo la bandera del Depor, la moneda con la que le paga el fútbol. Si a la mala suerte le unes errores de patio de colegio... Adiós.
La historia del encuentro de ayer es una historia de goles. Minuto tres. Se aldelantaba el Depor de penalti sobre Andone transformado por Borges. Todo perfecto. El equipo presionaba, recuperaba y jugaba más cómodo que el Málaga. La batalla en el medio del campo la ganaban Guilherme y el costarricense y los locales casi no aparecían por la meta de Tyton. En el 16 Andone tuvo el 0-2 pero envió la pelota demasiado cruzada. El rumano no suele picar balones sobre el meta y, como ayer, o la desvía, o la da ‘al muñeco’.
De esta acción se pasaba casi de inmediato a un penalti de Borges que significaba el 1-1. Un agarrón que sobraba pero que fue inevitable. Santos empataba y daba alas al Málaga.
En el 39 los locales se adelantaban en el marcador. Albentosa hacía dos despejes malos y una falta. Sandro la pegaba a la cruceta, a la puñetera escuadra, adonde no llega ni Arconada. El deportivismo volvía a sumirse en la impotencia.
Aun así se aguantó el tipo hasta el final de la primera parte, pero en la segunda, fueron los andaluces los que salieron con más brío al terreno de juego. Juanpi comenzó a jugar entre los mediocentros y los centrales blanquiazules y el Málaga trenzó mejor. En una de estas jugadas de ataque largas, con una defensa coruñesa demasiado pasiva, el cuadro costasoleño ponía el 3-1 en el marcador. Santos, de nuevo, anotaba lo que parecía una sentencia prematura en el 56.
El Depor no se rindió. Garitano hizo cambios acertados y dio entrada a Carles Gil, permutando en la banda con Bruno Gama y situando a Marlos Moreno por detrás de Andone. El equipo coruñés gozó de clarísimos ataques, nítidos y bien elaborados y se lanzó hacia la meta contraria.
Después de hasta tres ocasiones bastantes limpias llegaba el premio del gol con un cabezazo de Andone a centro de Carles Gil.
Con el 3-2 el Depor siguió avanzando, pisando el área sureña, mientras que el Málaga veía cómo era superado una y otra vez. Hasta comenzaba a mascarse el empate en la grada de La Rosaleda, y así fue.
En el minuto 82 Celso Borges conseguía rematar un balón centrado desde el flanco, de nuevo, por el pequeño extremo valenciano. Andone no tocaba la pelota sobre la línea de fondo por si estaba en fuera de juego. 3-3. Esperanza, premio, justicia y poco tiempo por delante para, por lo menos, sumar un punto.
Pero el gafe sigue, aunque los que se equivocan y aciertan son los jugadores. En este caso Luisinho no llegaba a despejar un saque de banda y de esa jugada salía el golazo de Ontiveros desde la frontal que, en el minuto 92, sentenciaba al Deportivo tras un buen partido.
No hay manera. Si no es por una cosa, es por otra, pero el equipo no levanta cabeza y esta tormenta puede acabar llevándose por delante incluso al entrenador, posiblemente quien menos lo merezca. ¿Qué tocará ante la Real? ¿O antes en Copa frente al Betis? No hay ni piedad para este Depor.VIA IG.
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