El Depor está gafado, no tiene suerte y,
encima, le escamotean penaltis como si fuese un don nadie de la Liga, un
equipo que no importa.
Ayer fue una más. Mateu Lahoz, experto en acabar mal los partidos, en perder el control, no señaló un claro derribo el el área sobre Andone con el 2-1 en el marcador que podría haber sentenciado el choque. No expulsó a Vietto por una agresión sobre Arribas y permitió llegar a un final vivo para el Sevilla, uno de los mejores equipos de la Liga, siempre dispuesto a marcar a la menor ocasión.
El Depor pasó del cielo al infierno en 90 minutos. Todavía no había tomado asiento parte del respetable cuando Babel culminaba una contra herculina al minuto de partido. Juanfran servía un centro al corazón del área y el holandés se retrasaba lo justo para marcar de cabeza ‘picadito’ y envenenado al palo, donde un portero nunca llega.
Era el inicio soñado para los de Garitano, que se defendían desde ese momento con uñas y dientes, presionando a su rival, mientras que el Sevilla, haciendo gala del enorme potencial que atesora, se erigía en dominador del choque. El Depor, sin embargo, supo frenar a los hispalenses, que gozaron de una ocasión de Escudero y otra de N´Zonzi, quizá demasiado libre por momentos para exhibir su enorme calidad.
El cuadro de Nervión controlaba la pelota, pero el Depor, el marcador. Después de tímidos ataques de ambos conjuntos, en el 42, llegaba el golazo del partido.
Andone recibía de Babel y se marchaba de tres contrarios. Tocaba lo justo para superar al primero, Pareja; pasaba entre Krannevitter y Carriço y definía ante Sergio Rico para poner el 2-0 en el marcador. Riazor celebraba su gol con un atronador estruendo mientras el ariete se abrazaba a Garitano.
Pero si la gestión del 1-0 había sido buena, el 2-0 cogió de fiesta a los herculinos y segundos después N´Zonzi anotaba el 2-1, con tiempo para pensar ‘dónde la pondría’ al chutar en la entrada del área. Con 2-1 y una extraña sensación se llegaba al descanso. De ‘matar’ al Sevilla se pasaba a tenerlo delante; vivito y coleando.
Fue una de las claves, no llegar al 45 sin recibir. En la segunda parte Vitolo entró en el campo y comenzó a llevar el peligro andaluz por su costado. Poco a poco los de Sampaoli comenzaban a abrumar al Depor, que se guarecía con orden y esperaba el contraataque.
El Sevilla pudo marcar en el 69 después de un centro de Pareja despejado por Luisinho. La respuesta a los pocos minutos fue de Andone, que recibió un pase perfecto de Borges y encaró puerta. Al pisar el área fue claramente derribado por Mercado, último defensor y autor del 2-3 final. El árbitro no señaló el penalti, por tanto no expulsó al zaguero y privó al Deportivo del hipotético 3-1. Para seguir rizando el rizo, Mateu Lahoz no mostró roja a Vietto por una agresión sobre Arribas a ocho minutos del final, justo cuando el Sevilla se echó encima del Deportivo, lo acorraló, y le empató el partido con un gol de Vitolo en el 87. Riazor casi enmudecía, cosa que hizo de manera absoluta en el 92, cuando Mercado, después de una nueva jugada del canario, marcaba el 2-3 que hacía que el Depor cayese de las alturas blancas al suelo lodoso y embarrado.
Independientemente de los aciertos y errores que tuvieron los jugadores y su cuerpo técnico en este partido, independientemente de planteamientos o esquemas, el equipo mereció mucho más que el castigo que se llevó. Muchísimo. Y, de nuevo, aunque no sirva de excusa ni se pretenda –como ocurrió en Granada– Riazor tuvo la sensación de que el árbitro fue clave para que el resultado no hubiera sido otro muy distinto y no tan cruel.VIA IG.
Ayer fue una más. Mateu Lahoz, experto en acabar mal los partidos, en perder el control, no señaló un claro derribo el el área sobre Andone con el 2-1 en el marcador que podría haber sentenciado el choque. No expulsó a Vietto por una agresión sobre Arribas y permitió llegar a un final vivo para el Sevilla, uno de los mejores equipos de la Liga, siempre dispuesto a marcar a la menor ocasión.
El Depor pasó del cielo al infierno en 90 minutos. Todavía no había tomado asiento parte del respetable cuando Babel culminaba una contra herculina al minuto de partido. Juanfran servía un centro al corazón del área y el holandés se retrasaba lo justo para marcar de cabeza ‘picadito’ y envenenado al palo, donde un portero nunca llega.
Era el inicio soñado para los de Garitano, que se defendían desde ese momento con uñas y dientes, presionando a su rival, mientras que el Sevilla, haciendo gala del enorme potencial que atesora, se erigía en dominador del choque. El Depor, sin embargo, supo frenar a los hispalenses, que gozaron de una ocasión de Escudero y otra de N´Zonzi, quizá demasiado libre por momentos para exhibir su enorme calidad.
El cuadro de Nervión controlaba la pelota, pero el Depor, el marcador. Después de tímidos ataques de ambos conjuntos, en el 42, llegaba el golazo del partido.
Andone recibía de Babel y se marchaba de tres contrarios. Tocaba lo justo para superar al primero, Pareja; pasaba entre Krannevitter y Carriço y definía ante Sergio Rico para poner el 2-0 en el marcador. Riazor celebraba su gol con un atronador estruendo mientras el ariete se abrazaba a Garitano.
Pero si la gestión del 1-0 había sido buena, el 2-0 cogió de fiesta a los herculinos y segundos después N´Zonzi anotaba el 2-1, con tiempo para pensar ‘dónde la pondría’ al chutar en la entrada del área. Con 2-1 y una extraña sensación se llegaba al descanso. De ‘matar’ al Sevilla se pasaba a tenerlo delante; vivito y coleando.
Fue una de las claves, no llegar al 45 sin recibir. En la segunda parte Vitolo entró en el campo y comenzó a llevar el peligro andaluz por su costado. Poco a poco los de Sampaoli comenzaban a abrumar al Depor, que se guarecía con orden y esperaba el contraataque.
El Sevilla pudo marcar en el 69 después de un centro de Pareja despejado por Luisinho. La respuesta a los pocos minutos fue de Andone, que recibió un pase perfecto de Borges y encaró puerta. Al pisar el área fue claramente derribado por Mercado, último defensor y autor del 2-3 final. El árbitro no señaló el penalti, por tanto no expulsó al zaguero y privó al Deportivo del hipotético 3-1. Para seguir rizando el rizo, Mateu Lahoz no mostró roja a Vietto por una agresión sobre Arribas a ocho minutos del final, justo cuando el Sevilla se echó encima del Deportivo, lo acorraló, y le empató el partido con un gol de Vitolo en el 87. Riazor casi enmudecía, cosa que hizo de manera absoluta en el 92, cuando Mercado, después de una nueva jugada del canario, marcaba el 2-3 que hacía que el Depor cayese de las alturas blancas al suelo lodoso y embarrado.
Independientemente de los aciertos y errores que tuvieron los jugadores y su cuerpo técnico en este partido, independientemente de planteamientos o esquemas, el equipo mereció mucho más que el castigo que se llevó. Muchísimo. Y, de nuevo, aunque no sirva de excusa ni se pretenda –como ocurrió en Granada– Riazor tuvo la sensación de que el árbitro fue clave para que el resultado no hubiera sido otro muy distinto y no tan cruel.VIA IG.
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