Laure, que no fue de los peores, intenta salir con la pelota controlada quintana
El Deportivo cayó apeado en la Copa del Rey y se llevó el primer suspenso claro de la temporada en una competición. Había mucha ilusión por hacer algo más digno que en los últimos años en un torneo muy querido por los deportivistas, pero la realidad es evidente: el Mirandés fue mejor que el Depor en ambos partidos y, en consecuencia, es justo cuartofinalista.
El entrenador blanquiazul hizo cambios lógicos con respecto a la Liga y buscó la manera de equilibrar el juego interior de los burgaleses con un sistema de tres medios. No funcionó.
El conjunto coruñés saltó al terreno de juego con demasiada parsimonia mientras que los visitantes -sabedores de que tenían que marcar para soñar con el pase de ronda- jugaron si complejos y se llevaron el encuentro, además, con goleada.
Los primeros compases evidenciaron que el choque dejaría pocas alegrías para el espectador en cuanto a oportunidades. De hecho, a medida que pasaban los minutos, se veía que ninguno de los dos conjuntos disponía de opciones claras. Eso sí, también daba la sensación de que los castellanos iban creciendo poco a poco en el encuentro mientras que los de Víctor se limitaban -o eso parecía- a defender un 0-0 de la ida que les valía para seguir en competición.
Superada la media hora de encuentro solo dos cabezazos altos, uno de cada equipo, habían inquietado a los porteros. Sin embargo los visitantes habían botado ya tres córners y pisaban más el área rival que los locales.
En el minuto 40, Provencio, de disparo desde la frontal a pase de Sangalli, anotaba el 0-1. El Deportivo llegaba al descanso noqueado. Pero lo peor todavía estaba por llegar.
Realizó cambios el técnico blanquiazul y dio entrada a la ‘artillería pesada’ con Álex Bergantiños y Luis Alberto, pero no sirvió de nada aunque, en la reanudación, el conjunto coruñés jugó mejor la pelota. Eso sí, sin hacer daño a los mirandeses.
En el 54 llegaba la sentencia en una falta que lanzaba Abdon Prats y peinaba lo justo Álex Ortiz. 0-2. El fin estaba cerca.
Ni Lucas Pérez, que entró en el 60, pudo arreglarlo. Lejos de encerrarse o especular con los cambios, Carlos Terrazas fue dosificando a los suyos y, en el 70, en una jugada calcada a la del primer gol, de nuevo Provencio de un disparo colocado, situaba el 0-3 que abochornaba a Riazor y convertía la eliminatoria en un contundente 1-4.
Tiempo para la reflexión, la autocrítica, el trabajo y para pensar solo en la Liga. 19 partidos para conseguir la salvación. La Copa queda para mejores y posteriores ocasiones.VIA IG.
El entrenador blanquiazul hizo cambios lógicos con respecto a la Liga y buscó la manera de equilibrar el juego interior de los burgaleses con un sistema de tres medios. No funcionó.
El conjunto coruñés saltó al terreno de juego con demasiada parsimonia mientras que los visitantes -sabedores de que tenían que marcar para soñar con el pase de ronda- jugaron si complejos y se llevaron el encuentro, además, con goleada.
Los primeros compases evidenciaron que el choque dejaría pocas alegrías para el espectador en cuanto a oportunidades. De hecho, a medida que pasaban los minutos, se veía que ninguno de los dos conjuntos disponía de opciones claras. Eso sí, también daba la sensación de que los castellanos iban creciendo poco a poco en el encuentro mientras que los de Víctor se limitaban -o eso parecía- a defender un 0-0 de la ida que les valía para seguir en competición.
Superada la media hora de encuentro solo dos cabezazos altos, uno de cada equipo, habían inquietado a los porteros. Sin embargo los visitantes habían botado ya tres córners y pisaban más el área rival que los locales.
En el minuto 40, Provencio, de disparo desde la frontal a pase de Sangalli, anotaba el 0-1. El Deportivo llegaba al descanso noqueado. Pero lo peor todavía estaba por llegar.
Realizó cambios el técnico blanquiazul y dio entrada a la ‘artillería pesada’ con Álex Bergantiños y Luis Alberto, pero no sirvió de nada aunque, en la reanudación, el conjunto coruñés jugó mejor la pelota. Eso sí, sin hacer daño a los mirandeses.
En el 54 llegaba la sentencia en una falta que lanzaba Abdon Prats y peinaba lo justo Álex Ortiz. 0-2. El fin estaba cerca.
Ni Lucas Pérez, que entró en el 60, pudo arreglarlo. Lejos de encerrarse o especular con los cambios, Carlos Terrazas fue dosificando a los suyos y, en el 70, en una jugada calcada a la del primer gol, de nuevo Provencio de un disparo colocado, situaba el 0-3 que abochornaba a Riazor y convertía la eliminatoria en un contundente 1-4.
Tiempo para la reflexión, la autocrítica, el trabajo y para pensar solo en la Liga. 19 partidos para conseguir la salvación. La Copa queda para mejores y posteriores ocasiones.VIA IG.
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