Gran partido el visto en la noche del viernes en el feudo blanquiazul. Llegaba a Coruña el Atlético de Madrid habiendo jugado el mejor partido de la era Simeone en la jornada anterior contra el Valencia, y con la oportunidad de irse a dormir siendo el líder de la Liga.
Y aguardaba un Depor que sólo había conseguido 2 puntos de los 12 últimos posibles y habiendo jugado en Málaga la jornada anterior el peor partido de este año.
Nuevos cambios en el equipo herculino que presentaba modificaciones sustanciosas con las inclusiones de Lopo (seguramente con la idea de contar con un defensor con más altura) y la entrada por las bandas de Jonás y Fede Cartabia. Por su parte, el Atlético de Madrid repetía alineación por primera vez en las últimas 50 jornadas (un año después).
Y se inició el partido con el Deportivo bastante replegado esperando a un Atlético de Madrid que no se encuentra muy cómodo llevando el liderazgo del partido e intentando cazar una contra con la velocidad de Lucas Pérez. Muy probablemente una buena estrategia la utilizada por Víctor, pero que no se llegó a concretar en el campo debido a la longitud del equipo (Lucas estaba siempre muy solo contra los dos centrales) y sobre todo porque Tiago se encontró muy sólo y con mucho tiempo para levantar la cabeza, y eso hizo que el Atlético de Madrid llevara bastante peligro, que acabó por dar sus frutos en una jugada embarullada, en la que el rechace de Sidnei dio en su propio compañero y quedó para que Tiago marcar un buen gol.
El gol, en vez de servir de acicate, hundió al equipo deportivista, que desapareció del campo y el Atlético de Madrid se hizo amo y señor del terreno de juego, contando con dos ocasiones muy claras para cerrar el partido que no llegaron a cerrar tanto Godín con un tiro al palo, como Griezmann con un tiro al lateral de la red.
Y así llegamos al descanso, con una buena estrategia inicial, pero mal ubicada en el campo, y con no muy buenas sensaciones en el devenir del encuentro. Pero el segundo tiempo todo giró de manera radical, la misma estructura básica, pero unos metros más adelante y sobre todo con más intensidad. El equipo empezó a creer y a llevar la batuta del encuentro (aunque no generaba grandes ocasiones de gol), pero se veía la posibilidad de que este llegar. Y así fue, un acto de fe por parte de Lucas, que le robó la cartera a Jiménez y definió de una manera espectacular (regate 100% de fútbol sala) ante Oblak y Godín.
Empate y esperando sufrir el resto del partido, pero no fue así. Fuimos a por más y tuvimos la victoria en un disparo de Fajr que fue a la cruceta. Gran partido, gran actitud y un punto ante uno de los mejores equipos en la actualidad.
FORZA DEPOR
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