Los jugadores deportivistas se felicitan después del triunfo logrado el lunes contra el Elche en Riazor. 13fotos
En medio de la zozobra institucional que ha agitado al deportivismo en las últimas semanas, el equipo logró sacar adelante un partido marcado en el calendario como decisivo para la permanencia en Primera División y para la continuidad del entrenador, Víctor Fernández, en el banquillo. La victoria supone un bálsamo en la alambicada situación que atraviesa el club en estos momentos y alivia la delicada posición del equipo en la clasificación. Varias semanas después, los deportivistas se ven fuera de los puestos de descenso, aunque sea con escaso margen, mientras las aguas parece que comienzan a serenarse dentro de la atmósfera dañina que se vivió las dos últimas semanas.
El balón, lo primero. Los jugadores habían solicitado durante los días previos el apoyo a los aficionados y que en la medida de lo posible aparcaran las críticas a la directiva mientras se disputara el partido frente al Elche. El ambiente de los últimos partidos había afectado a la plantilla, que por primera vez se vio secuestrada en medio de la guerra cainita que se vivió en el deportivismo. El guión el lunes parecía el mismo de los encuentros frente al Málaga. Aquella atmósfera, con las dos peores entradas que se habían registrado en Riazor hasta el partido del lunes, afectó a los jugadores. Los cánticos en contra del consejo de administración volvieron a escucharse contra el Elche nada más arrancar el partido, pero el estadio reaccionó para reclamar el apoyo hacia el equipo. Los jugadores lo agradecieron y tuvieron serenidad para afrontar el partido mediante el aliento de una parte mayoritaria de la grada, que en este momento lo que quiere es fútbol.
Línea de progreso. El Deportivo confirmó el lunes ante el Elche la línea ascendente que pudo verse en los dos partidos contra el Málaga. Los blanquiazules volvieron a crear oportunidades de gol y lograron combinar hasta que se les agotaron las fuerzas. La falta de puntería, sin embargo, volvió a lastrar a los deportivistas, que solo encontraron el gol por medio de una acción inspiradísima de Luis Fariña. Su disparo a la escuadra de la portería visitante justificó su alineación después de un mes y medio de ausencia y tras seis entrenamientos tan solo con el resto de sus compañeros.
Fabricio, una vez más. El portero canario volvió a ser determinante en el resultado del equipo. Sus intervenciones salvaron el marcador y una victoria importantísima para el equipo y para el futuro de Víctor Fernández, que afrontará los dos últimos encuentros del año en el banquillo deportivista.VIA OC.
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