Sin palabras. El partido de ayer me ha dejado sin palabras, y seguramente esta sentencia pueda tener diferentes significados, pero en realidad considero que la afición del Deportivo demostró en el día de ayer algo tan simple como difícil de ver en el fútbol moderno, amor incondicional a unos colores, a un sentimiento, a una forma de vida.
Es increíble, que tras finalizar un partido 2-8, en tu propia casa, se despida a un equipo con aplausos, y no de un sector sino de todo el estadio. Sin rencores, todos con el mismo objetivo, que no es otro que mantenerse año tras año en la máxima categoría del fútbol español.
Venía herido el Real Madrid por los malos resultados en Liga, con sus estandartes cuestionados y con más recuerdos en los que se habían ido que los nuevos fichajes. E inició el partido con control total del equipo de la capital, pero sin profundidad y sin crear peligro a la zaga herculina (estrenada en el partido de hoy con Sidnei y Diakité) hasta que una buena jugada del Madrid, fue culminada con un espléndido cabezazo por Cristiano Ronaldo, que de esta manera marcaba su primer gol en Riazor. Minutos más tarde, James con un espectacular zurdazo puso el 0-2 en el marcador. El Deportivo, que no estaba jugando nada mal, iba perdiendo sin saber muy bien como.
Llegó el descanso con 0-3 (segundo de Cristiano en fallo clamoroso de GermánLux) y en el inicio del segundo tiempo salió más activo el Deportivo, que marcó tras claro penalti de Sergio Ramos. Desde aquí al final hubo un carrusel de golazos espectaculares (en especial el primero marcado por Chicharito), que dejó un marcador para el recuerdo y una diferencia abismal en dos equipos que no hace muchos años estaban igualados.
Lo dicho, la afición demostró ser de Champions y dejó claro que este año el equipo los va a tener de su parte. Grande Riazor.
Forza Depor
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