El presidente y fundador de Altia presentó su propuesta electoral para el Deportivo susy suárez
Tino Fernández superó las dos horas de comparecencia y abogó por el cambio. El del presidente, el consejo de administración, el modelo de gestión, la apuesta por las relaciones con las administraciones, la paz social y un perfil comercial. Todo ello con la confianza y seguridad que le aporta haber creado y levantado Altia, una empresa que comenzó con seis empleados y que tiene 700, que factura el triple que el Deportivo. Lo recordó en un discurso altivo en el que presumió hasta de la humildad.
La conclusión, evidente: “Si no hay cambio, nosotros pensamos que de esta no se sale”. Para Lendoiro, al que apoyó en la última asamblea, tuvo algunos reconocimientos: “La marca Depor es mérito de Augusto”; “Augusto está en el cuadro de honor del Deportivo, nadie lo va a poder borrar de ahí y no es mi intención, pero venimos a hablar de futuro. No venimos a revisar, pero el modelo actual viene dando síntomas de agotamiento desde hace años”.
Ese último fue uno de sus numerosos reproches. Especialmente crítico con todo lo relacionado con el concurso. “Se usó como último clavo ardiendo cuando no había ni un euro para papel higiénico”, declaró. Para él, en la negociación del convenio ha habido “un error estratégico brutal”: la disputa con Hacienda. “Vas a buscar al que tiene botón de matar”, dijo.
Por eso defendió el diálogo con el Fisco -“Pido al presidente que se dedique en cuerpo y alma a llegar a ese acuerdo”-, aunque reconoció que la propuesta de Hacienda es “muy dura”.
Empresario de éxito, sabe venderse. “Somos profesionales de reconocido prestigio y considero que estamos por encima del resto de candidaturas”, dijo. También presumió de galleguismo y de deportivismo. Como mucho, se puede estar a su altura. Cree que es imposible que alguien le supere en eso.
Es candidato a las elecciones, pero con matices: “Estamos en un proceso que no existe como tal. A nadie le constan que el proceso de las famosas elecciones esté abierto y más bien el interés de Lendoiro es llevarlas a junio, así que estar aquí puede ser una media pérdida de tiempo porque hablamos de seis, ocho meses”.
Se ha rodeado de “accionistas y socios del Deportivo”. Llevan al club “en el corazón”. Y su propuesta surge “en un momento delicado, muy delicado. No exagero nada”.
Afirmó que “otro modelo de gestión es posible, necesario e imprescindible”, que “el Deportivo, por vocación es social, debe estar en el centro de las relaciones, no es un boxeador, no puede ser un motivo de enfrentamiento sino de unión”.
Los retos económico y deportivo los plantea como secundarios al institucional: “La situación económica muy complicada, pero la relacional es todavía peor. La relacional condiciona la económica y la económica condiciona la deportiva”.
“El Deportivo no puede ser objeto de polémicas. Hoy tenemos caminos económicos cerrados porque el plano relacional está deteriorado y tampoco vemos voluntad de cambio”, sostuvo. Va “al ataque”, a por la victoria siempre.
Pero no dejará de lado al Deportivo si pierde las elecciones. “Si el deportivismo considera que el modelo actual puede dar más frutos, ahí seguiremos”.
En su intervención recurrió a Einstein: “No podemos solucionar problemas usando el mismo razonamiento que usamos cuando los creamos. No podemos seguir aplicando las mismas recetas para salir del lío en el que nos metimos con esas recetas”. Por eso la necesidad de cambiar.
La conclusión, evidente: “Si no hay cambio, nosotros pensamos que de esta no se sale”. Para Lendoiro, al que apoyó en la última asamblea, tuvo algunos reconocimientos: “La marca Depor es mérito de Augusto”; “Augusto está en el cuadro de honor del Deportivo, nadie lo va a poder borrar de ahí y no es mi intención, pero venimos a hablar de futuro. No venimos a revisar, pero el modelo actual viene dando síntomas de agotamiento desde hace años”.
Ese último fue uno de sus numerosos reproches. Especialmente crítico con todo lo relacionado con el concurso. “Se usó como último clavo ardiendo cuando no había ni un euro para papel higiénico”, declaró. Para él, en la negociación del convenio ha habido “un error estratégico brutal”: la disputa con Hacienda. “Vas a buscar al que tiene botón de matar”, dijo.
Por eso defendió el diálogo con el Fisco -“Pido al presidente que se dedique en cuerpo y alma a llegar a ese acuerdo”-, aunque reconoció que la propuesta de Hacienda es “muy dura”.
Empresario de éxito, sabe venderse. “Somos profesionales de reconocido prestigio y considero que estamos por encima del resto de candidaturas”, dijo. También presumió de galleguismo y de deportivismo. Como mucho, se puede estar a su altura. Cree que es imposible que alguien le supere en eso.
Es candidato a las elecciones, pero con matices: “Estamos en un proceso que no existe como tal. A nadie le constan que el proceso de las famosas elecciones esté abierto y más bien el interés de Lendoiro es llevarlas a junio, así que estar aquí puede ser una media pérdida de tiempo porque hablamos de seis, ocho meses”.
Se ha rodeado de “accionistas y socios del Deportivo”. Llevan al club “en el corazón”. Y su propuesta surge “en un momento delicado, muy delicado. No exagero nada”.
Afirmó que “otro modelo de gestión es posible, necesario e imprescindible”, que “el Deportivo, por vocación es social, debe estar en el centro de las relaciones, no es un boxeador, no puede ser un motivo de enfrentamiento sino de unión”.
Los retos económico y deportivo los plantea como secundarios al institucional: “La situación económica muy complicada, pero la relacional es todavía peor. La relacional condiciona la económica y la económica condiciona la deportiva”.
“El Deportivo no puede ser objeto de polémicas. Hoy tenemos caminos económicos cerrados porque el plano relacional está deteriorado y tampoco vemos voluntad de cambio”, sostuvo. Va “al ataque”, a por la victoria siempre.
Pero no dejará de lado al Deportivo si pierde las elecciones. “Si el deportivismo considera que el modelo actual puede dar más frutos, ahí seguiremos”.
En su intervención recurrió a Einstein: “No podemos solucionar problemas usando el mismo razonamiento que usamos cuando los creamos. No podemos seguir aplicando las mismas recetas para salir del lío en el que nos metimos con esas recetas”. Por eso la necesidad de cambiar.
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