Translate

lunes, 7 de octubre de 2013

SIN PREMIO EN RIAZOR

 
Omar Bello
  Omar Bello 06 de Octubre de 2013 (11:47 h.)
"Puede haber cierta tensión en Riazor. Es muy difícil para nosotros, para el equipo, estar a la altura de nuestra afición. Intentaremos dominar el partido y agradar a la gente con nuestro juego ofensivo". Son palabras pronunciadas por Fernando Vázquez, técnico del Dépor, en la previa del encuentro de ayer ante el Mirandés. Ahora, tras el empate sin goles definitivo en esa contienda, suenan premonitorias. El Dépor sufre en Riazor. Vázquez lo sabía y lo había advertido. Tal vez para justificar de antemano lo que él sabía que podía pasar, para quitar presión a los suyos, para que el hincha que se acercase al estadio lo tuviera en cuenta y fuese paciente... sí, es posible. Pero Vázquez, con sus palabras, también había señalado el punto débil del Dépor. El Mirandés no tuvo ni que molestarse en localizarlo. ¿Que al Dépor le cuesta mandar en Riazor? Pues que el balón sea suyo y a esperar atrás. La táctica visitante era descaradamente clara.
Y así fue el partido desde el minuto cero. Un Mirandés ordenado atrás, tácticamente perfecto, con dos líneas de cuatro hombres muy juntas esperando en su propio campo, y dos hombres arriba por si sonaba la flauta a la contra. Por suerte no hubo concierto, pero el resto del plan no falló. El Dépor tenía el balón casi siempre, pues al rival le quemaba. Ahora que tan de moda está hablar del porcentaje de posesión, el de ayer fue un ejemplo claro de que ensalzar esa estadística no deja de ser una chorrada más del cada vez más odiado "fútbol moderno". El Dépor tenía la pelota, pero solo hasta la línea de tres cuartos. Ahí, donde tocaba crear juego, aparecían los problemas. Ni Juan Domínguez, ni Juan Carlos, ni Culio, ni Rudy fueron capaces de romper la defensa visitante para conectar con un Borja Bastón que ayer volvió a apuntar maneras, aunque se quedó sin mojar. Mucha posesión, pero ocasiones, pocas.
De hecho, al descanso se llegó sin ni siquiera asustar al Mirandés. En la segunda parte, al menos, el Dépor sí tuvo ocasiones claras para ganar. Dos, para ser exactos. La primera la tuvo Juan Carlos, que envió el esférico fuera después de una gran jugada personal de Rudy. Esa fue la clave del partido. Al Dépor se le fue el partido por escasos centímetros. La segunda fue para Álex Bergantiños, cuyo remate después de una falta es repelido por el arquero visitante y acaba golpeando en el larguero. Fueron las únicas. El Mirandés cada vez se encerraba más, y los cambios de Vázquez, que hasta quitó a Wilk para meter más madera arriba, no tuvieron el efecto deseado. Lejos de darle una marcha más al partido, lo ralentizaron.
Así, los minutos pasaban y el guión no cambiaba. Nunca lo hizo. El Dépor siguió buscando ese gol que nunca llegó, y la afición, que no hizo ningún reproche, empezaba a asumirlo. Más que un campo de fútbol, Riazor parecía un frontón, con el Dépor volcado pero sin ser capaz de generar peligro. Siempre se hacía daño contra la pared. Lo mejor, ya con el partido finalizado, será rescatar lo positivo. Que un Dépor que sigue en fase de acoplamiento acumula tres encuentros sin perder y sin encajar goles, y que una victoria le mete de lleno en la zona noble. Eso, y que la Segunda es larga. Muy larga. Esperemos que no demasiado para una plantilla con 18 fichas profesionales.

Deportivo: Lux, Laure, Alex Bergantiños, Insua, Manuel Pablo, Wilk (m. 76, Luis), Juan Domínguez, Juan Carlos (m. 76, Luisinho), Rudy (m.87 Teles), Culio y Borja Bastón.

Mirandés: Dani, César Caneda, Muneta, Iván, Mújika, Gaspar, Pablo (m. 66, Ríos Reina), R. de Galarreta (m. 88, Nagore), Iván Malón, Álvaro Corral y Díaz de Cerio (m. 78, Iriome).

Árbitro: José María Sánchez Martínez, del Colegio Murciano. Amonestó por parte del Dépor a Culio. Además, expulsó por protestar a Manuel Pombo, técnico del conjunto deportivista.via Stadiosport. @xalomonte

No hay comentarios:

Publicar un comentario