Luis De La Cruz | 24/05/2012
El Deportivo estuvo ayer a un paso, a medio minuto de meterse en un
verdadero lío después de una temporada inmaculada. El Nàstic, el
colista, lo tuvo contra las cuerdas, pero un gol de Xisco en la última
jugada del partido hace que Primera esté a un suspiro. Ascenderá hoy si
el Valladolid pierde, y si no, lo podrá hacer el domingo ganando al
Huesca en su fortín de Riazor.
La noche comenzó con susto, o más bien con infarto. Porque eso es lo que debió de recorrer los corazones de todo el Deportivo cuando el otro Xisco, Campos, empujó a placer una buena jugada colectiva del Nàstic que acabó con un perfecto centro raso de Dani Abalo que pilló a la defensa blanquiazul dormida.
La dinámica del partido, clara desde el principio, se volvió todavía más exagerada. Dominio para el Depor, con una circulación lenta y poco agresiva, y un Nàstic escondido y listo para salir a la contra, sobre todo por la banda izquierda en la que Morel sufría de lo lindo.
El minuto 30 fue el primer episodio decisivo. Morán pudo hacer el 2-0 con todo a favor, pero apareció San Aranzubía. En la contra, Bruno Gama, en una fogonazo de la famosa pegada del Depor, hizo el empate. Pero como en Jerez, ni eso cambió la dinámica de los de Oltra. Con Valerón desaparecido, Guardado fundido y Morel superado, Aranzubía volvió a salvar a su equipo con dos paradas enormes ante Fuster. El colista parecía el líder y el líder, el colista destacado.
Agónico. En el segundo tiempo la agonía del Deportivo empezó a tomar tintes de drama. Los coruñeses estaban fundidos, sin ideas y perdidos en individualidades que no llevaban a ninguna parte. Las ocasiones iban apareciendo fruto de la fe, que no del fútbol. Una de Riki por aquí, otra de Lassad por allá, un disparo de Morel... La impotencia crecía, sobre todo porque al mismo tiempo que el Depor buscaba el gol, la sensación de que el Nàstic podía fundir los plomos de un desconocido líder era absoluta.
Aranzubía, con sus paradas, mantuvo la fe hasta que Xisco en el minuto 94 la convirtió en una explosión contenida de emociones con sabor a fiesta anticipada de Primera.fuente as.@XALOMONTE
La noche comenzó con susto, o más bien con infarto. Porque eso es lo que debió de recorrer los corazones de todo el Deportivo cuando el otro Xisco, Campos, empujó a placer una buena jugada colectiva del Nàstic que acabó con un perfecto centro raso de Dani Abalo que pilló a la defensa blanquiazul dormida.
La dinámica del partido, clara desde el principio, se volvió todavía más exagerada. Dominio para el Depor, con una circulación lenta y poco agresiva, y un Nàstic escondido y listo para salir a la contra, sobre todo por la banda izquierda en la que Morel sufría de lo lindo.
El minuto 30 fue el primer episodio decisivo. Morán pudo hacer el 2-0 con todo a favor, pero apareció San Aranzubía. En la contra, Bruno Gama, en una fogonazo de la famosa pegada del Depor, hizo el empate. Pero como en Jerez, ni eso cambió la dinámica de los de Oltra. Con Valerón desaparecido, Guardado fundido y Morel superado, Aranzubía volvió a salvar a su equipo con dos paradas enormes ante Fuster. El colista parecía el líder y el líder, el colista destacado.
Agónico. En el segundo tiempo la agonía del Deportivo empezó a tomar tintes de drama. Los coruñeses estaban fundidos, sin ideas y perdidos en individualidades que no llevaban a ninguna parte. Las ocasiones iban apareciendo fruto de la fe, que no del fútbol. Una de Riki por aquí, otra de Lassad por allá, un disparo de Morel... La impotencia crecía, sobre todo porque al mismo tiempo que el Depor buscaba el gol, la sensación de que el Nàstic podía fundir los plomos de un desconocido líder era absoluta.
Aranzubía, con sus paradas, mantuvo la fe hasta que Xisco en el minuto 94 la convirtió en una explosión contenida de emociones con sabor a fiesta anticipada de Primera.fuente as.@XALOMONTE
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