El zorro de Arteixo fue el inventor de un Superdepor que acogió a estrellas de calibre global como Bebeto, Mauro Silva o Rivaldo y que encogió el corazón de muchos aficionados con aquel penalti que Djukic tiró a las manos de González en la última jornada de la Liga 93-94; el Barça fue el beneficiado. Esa cuenta pendiente quedó saldada seis años más tarde, ya con Javier Irureta en el banquillo. Porque, pese a lo que muchos pudieron pensar, el equipo continuó dando alegrías tras la salida del club de Arsenio.
De hecho, hace exactamente diez años, el Deportivo era líder de la Liga de las Estrellas; luego quedaría segundo -fue su segundo subcampeonato consecutivo tras el título de 2000 y el cuarto de su historia-, sólo superado por el Valencia. Los dos grandes dominadores, blancos y azulgranas, decidieron centrarse en su semifinal de la Champions, que luego llegaría por novena vez a las vitrinas del Bernabéu.
Pero verse tan cerca de su segunda Liga no significó ningún fracaso. El bando gallego había ya cumplido. El 6 de marzo alzó su segunda Copa del Rey -ya se había apuntado la de 1995 tras ganar al Valencia (2-1)- contra todo pronóstico. La final se celebró en el Santiago Bernabéu para rendir tributo al otro finalista, un Real Madrid que vivía su centenario. El Depor parecía un invitado más. Pero se saltó el guión y ganó 1-2 con un once imposible de olvidar para el deportivismo: Molina; Scaloni, Naybet, César, Romero; Sergio, Mauro Silva; Víctor, Valerón, Fran; y Diego Tristán. Para darse cuenta de lo bueno que era ese equipo, sólo había que echar un vistazo a un banquillo que acogía a Capdevila, Duscher, Makaay o Djalminha.
Era la época dorada de un club que hoy pena en Segunda División víctima de sus propios errores tras un descenso que muchos no quieren creerse aún. Pero la realidad es la que es. El Depor acumula una deuda millonaria y trata de reinventarse. De momento, ha conseguido mantener a sus dos estrellas: el mexicano Andrés Guardado y Juan Carlos Valerón. El Mago de Arguineguín es el único que puede buscar en su memoria aquellos mágicos recuerdos del Superdepor. Él ya estaba allí. Dando lecciones, como hoy en día.Fuente diario de cordoba.@XALOMONTE
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