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jueves, 20 de enero de 2011

PARA GANAR LOS PARTIDOS HAY QUE QUERER GANARLOS DESDE EL PRINCIPIO AL FINAL












El Almería sigue viviendo su particular luna de miel. Si el pasado fin de semana lograban arrancarle un empate al todopoderoso Real Madrid, ayer consiguieron meterse por primera vez en la historia en las semifinales de Copa. Toda una gesta que además ha sellado con un pasaporte inmaculado: seis victorias en seis partidos. Cualquiera diría que es el colista de Primera.

Lotina optó de salida por cambiar el sistema, eliminando a un central, formando un trivote por delante y dejando la solución final en los pies de Valerón, Pablo Álvarez y Lassad. De inicio el Depor se hizo con el balón y tardó sólo siete minutos en asustar a Esteban. Una buena jugada de Laure terminó con un remate seco de Manuel Pablo al larguero. Riazor creía en la remontada, pero fue un espejismo. Tres minutos más tarde Goitom, en un precioso remate desde la frontal, se encontraba con el poste y Corona, atento al rechace, con Manu. Fue el preludio al minuto mágico del Almería, porque ése fue el tiempo que tardaron los de Oltra en resolver el pase a semifinales.

El Deportivo se fue descomponiendo rápidamente. Las pérdidas de balón en la media anunciaban el peligro, lo mismo que la pájara de Lassad hablaba de la inocencia en ataque de los coruñeses. Así, en el minuto 19 Míchel trenzó una gran pared para colarse hasta la línea de fondo y dar un preciso pase de la muerte para que Corona marcase el 0-1. Casi sin pausa, el Almería le puso la puntilla a la eliminatoria. Esta vez fue Crusat, que resolvió con fortuna un barullo en el área para sentenciar. Su remate tocó en la pierna de Laure y dibujó una parábola que hizo inútil la estirada de Manu y las intenciones del Depor, si las había desde un inicio, de mirar a semifinales.

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