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lunes, 13 de septiembre de 2010
FALTO LA ALEGRIA DEL GOL
Sevilla y Deportivo jugaron un partido intachable desde lo académico. Hicieron exactamente lo que se esperaba de ellos. El Sevilla, empujar sin descanso y perseguir el gol del primer minuto hasta el noventa. El Deportivo, pararse bien en el césped, parapetarse atrás y esperar su momento. Faltó, sin embargo, la magia. Porque Sevilla y Deportivo terminaron empatando a cero casi de forma inexplicable. Negredo y Konko remataron dos veces en los palos, Manu y Palop estuvieron excelentes y Adrián, Navas, Lopo Perotti o hasta el mismo Luis Fabiano mandaron al limbo mil oportunidades. El 0-0 es feo pero fortalece la idea de los dos proyectos. El Sevilla gustó porque tuvo estilo. El Deportivo, porque sigue siendo tan fiable como siempre. Lotina es un cirujano. Ha construido un equipo casi insuperable en precisión. Apenas se equivoca tácticamente, encuentra argumentos para detener cualquier plan de ataque y se lo toma con una seriedad extrema. Su problema es que no tiene pólvora. Adrián, Lassad o los mismos Guardado y Urreta no tienen instinto asesino.
Se supone que el Sevilla es justo lo contrario, que ha ganado mil partidos por la contundencia de los delanteros. Ayer, sin embargo, ninguno de sus tres tenores supo decidir el partido. Kanouté, que impresionó en el primer partido de la Supercopa, estuvo desconectado. Lo de Negredo fue casi de diván. Sudó sangre para marcar pero una vez se estrelló con el larguero en un cabezazo y, ya en la segunda parte, chocó con Manu, portero casi anónimo que vive a la sombra de Aranzubía pero que ayer se ganó el suelo.
Al Deportivo el partido se le hizo larguísimo porque durante la primera parte dio la sensación de estar donde quería. Se diría que hasta tuvo minutos cómodos. De hecho, no se adelantó de milagro en el marcador. Adrián se estrelló con Palop en un contragolpe de libro.
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